Opinión | CONFLICTO INTERNACIONAL

China, protagonista global

La administración Biden se ha propuesto confrontar a China en varios ámbitos: participar en una guerra comercial en toda regla por tecnologías clave, chips y semiconductores

Los eléctricos convierten China en la fábrica mundial de automóviles

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A principios de 1996 el entonces presidente de Rusia, Boris Yeltsin, nombró a Eugeni Primakov ministro de Asuntos Exteriores, éste intentó crear una coalición "antihegemónica", formada en torno a las tres potencias más interesadas, desde el punto de vista geopolítico, en reducir la primacía estadounidense en eurasia: Rusia, China, e Irán, las principales potencias eslava, asiática e islámica, mejorando las relaciones entre ellos en comercio armamentístico y en energía nuclear.

Yeltsin viajó a Pekín y luego el primer ministro chino Li Peng devolvió la visita. Ambos reiteraron su oposición a un sistema internacional dominado por una sola potencia. Esa coalición "solo puede desarrollarse si Estados Unidos mantiene un antagonismo simultáneo con China e Irán" (El gran tablero del mundo. Zbigniew Brzezinski. 1997. pág. 121), y parece que lo están intentando.

La reciente visita de Xi Jinping a Moscú recupera la estrategia de Primakov. El recibimiento espléndido, y los acuerdos suponen de hecho un reconocimiento de la hegemonía económica y política china en ese bloque euroasiático, y el debilitamiento de Rusia. Aparte de la amistad "sin límites" refuerza las vinculaciones económicas.

El gaseoducto Power of Siberia 2 suministrará a China unos cincuenta mil millones de metros cúbicos de gas ruso al año ofreciendo la energía necesaria para mantener el crecimiento económico de China; refuerza el papel de las empresas tecnológicas chinas- los servidores serán de Huawei- dentro de Rusia y para finales de año el yuan (renminbi) será la principal moneda comercial de ambos países.

El año pasado, Xi dio a conocer su visión para un orden liderado por Occidente, denominada "Iniciativa de Seguridad Global". Incluso aunque se refine con los «documentos conceptuales» posteriores emitidos por Beijing, la iniciativa sigue siendo un conjunto de principios genéricos, según los comentaristas americanos.

Pretende lanzar a China como un actor político global y más después del acuerdo conseguido entre Irán y Arabia Saudí. A este último le estaba apoyando Estados Unidos en la guerra de Yemen donde se enfrentaban los dos países musulmanes- chiíta y sunnita-. Ahora China propone un plan de paz para Ucrania, su capacidad de presión sobre ambos contendientes viene dada por la posibilidad de vender, o no, armamento y munición a Rusia.

Frente a esto, la administración Biden se ha propuesto confrontar a China en varios ámbitos: participar en una guerra comercial en toda regla por tecnologías clave, chips y semiconductores; estrechar las asociaciones de seguridad con otras potencias regionales en Asia- el Diálogo de Seguridad Cuadrilateral, Quad, es un foro estratégico informal entre Estados Unidos, Japón, Australia e India que se mantiene mediante cumbres semi-regulares, intercambios de información y ejercicios militares entre países miembros-; y ponerse al frente de un choque ideológico entre democracias liberales y autocracias en otros lugares, (la próxima semana, Estados Unidos será coanfitrión de su segunda "Cumbre por las Democracias"); y en el aspecto comercial, la Asociación Económica Transpacífica creada por Obama la encabeza ahora China tras retirarse Donald Trump, Biden tuvo que lanzar el llamado Marco Económico Indo-Pacífico para la Prosperidad, un pacto comercial en el que participan una docena de países.

Estados Unidos necesita crear una mínima estabilidad geopolítica global como base esencial para mantener su hegemonía. Congelar el conflicto ucraniano con un alto el fuego supone también erosionar los cimientos de la seguridad global, especialmente en Europa. Un acuerdo de paz, no es un alto el fuego, y exige reconocer una estabilidad global pasa por el reconocimiento de las fronteras y soberanía de los estados.

Esta es la panorámica con que se va a encontrar el presidente Sánchez en su encuentro con Xi Jinping esta próxima semana y durante los seis meses de final de año en que tiene que presidir la Unión Europea. El objetivo es conseguir una estabilidad geopolítica global, en un mundo desglobalizado, donde Estados Unidos tiene un liderazgo global, no omnipotente, pero que le resultará muy difícil sin la Unión Europea; mientras que Europa sin Estados Unidos es rica, pero impotente especialmente en materia de seguridad.

La presencia en la reunión de la OTAN de Madrid, de Japón y Australia es significativa del papel global de la Alianza en la seguridad de Asia Pacífico. Las relaciones comerciales Unión Europea con China son mucho más importantes que las de Estados Unidos, pero recuperarlas habrá que hacerlo dentro del marco de la alianza euroamericana. Y China, dice Xi, no piensa utilizar la violencia invadiendo Taiwan. Menos mal.