Opinión | RAMÓN TAMAMES

El viaje a ninguna parte

Narcisismo, quizá esa sea la explicación del caso de Tamames y de todas esas personas que como él comenzaron dándonos lecciones desde la extrema izquierda y ahora lo hacen desde la ultraderecha

El profesor Ramón Tamames (i) y el líder de Vox, Santiago Abascal (c), durante la segunda y última jornada del debate de la moción de censura que impulsa Vox, con Ramón Tamames de candidato, contra el Gobierno del socialista Pedro Sánchez, este miércoles en el Congreso de los Diputados.

El profesor Ramón Tamames (i) y el líder de Vox, Santiago Abascal (c), durante la segunda y última jornada del debate de la moción de censura que impulsa Vox, con Ramón Tamames de candidato, contra el Gobierno del socialista Pedro Sánchez, este miércoles en el Congreso de los Diputados. / EFE/Chema Moya

El periodista canario Alfonso González Jerez escribía esta semana en este periódico un retrato de Fernando Sánchez Dragó, muñidor según parece de la candidatura a la presidencia del Gobierno de España de Ramón Tamamesimpulsada por Vox, en el que calificaba al polémico escritor de “compañero de viaje a ninguna parte”. Me pareció una imagen brillante no sólo de Sánchez Dragó, representante perfecto de esos personajes a los que en la Dictadura y en la Transición se calificó como compañeros de viaje del comunismo por no estar afiliados al Partido Comunista pero colaborar con él, sino también del periplo ideológico de todos esas personas que, como el propio Dragó, han pasado de identificarse con la ultraizquierda o el anarquismo cuando eran jóvenes a hacerlo con la ultraderecha o sus proximidades al paso de los años sin dejar de tener la razón por ello en ningún momento. Los ejemplos a poner serían muchos, pero quizá el de Ramón Tamanes por su protagonismo en la moción de censura de Vox al Gobierno de esta semana, sea el más representativo de todos.

Por supuesto que alguien puede evolucionar, y debe hacerlo, en su vida (pensar lo mismo a lo largo de toda ella no es signo de coherencia sino de inmovilidad), pero hacerlo hasta el punto de comenzar en un extremo ideológico y acabar en el opuesto no es evolución sino involución, como Ramón Tamames ha demostrado con su peripecia vital y política. Si a ello le añadimos el patetismo de su figura anacrónica en un Parlamento donde los demás intervinientes se dirigían a él, más que como al candidato que era a la presidencia del Gobierno, como al desconcertado anciano que los miraba con estupor incapaz de comprender que su tiempo en la política pasó hace mucho, o sea, con condescendencia, entenderemos que muchos nos preguntemos cómo es posible que el viaje a ninguna parte que efectivamente es la vida de todos se pueda evidenciar de forma tan cruel.

¿Es que nadie entre los familiares del otrora economista prestigioso y comunista destacado ha podido intervenir para evitarle un final de viaje político tan denigrante para su figura pese a que él lo haya creído un broche de oro como manifestó repetidamente estos días con un narcisismo tan enfermizo como patético a su edad?

Que el mundo es redondo ya lo sabíamos, pero ellos vuelven a demostrárnoslo cada día al darle la vuelta a la esfera ideológica para llegar al punto de partida (los extremos se tocan)"

Narcisismo, quizá esa sea la explicación. No sólo en el caso de Ramón Tamames sino en el de todas esas personas que como él comenzaron dándonos lecciones políticas e ideológicas desde la extrema izquierda y ahora lo hacen desde la ultraderecha, prueba evidente de que se creen en posesión de la verdad allí donde estén. Que el mundo es redondo ya lo sabíamos, pero ellos vuelven a demostrárnoslo cada día al darle la vuelta a la esfera ideológica para llegar al punto de partida (los extremos se tocan) y, al final, hacer un viaje a ninguna parte como aquél que nos contó Fernando Fernán-Gómez de una compañía de cómicos que era su propio viaje vital.

La diferencia entre Fernán-Gómez y Tamames (o Sánchez Dragó o tantos y tantos de sus amigos que comenzaron acompañando y justificando los extremismos ideológicos de izquierda, ya fueran leninistas o anarquistas, incluso el abertzalismo proetarra como Gonzalo Santonja, hoy consejero de Cultura de Castilla y León por Vox, y ahora se manifiestan furibundos “antiprogres” con la pasión del exfumador o el converso) es que el autor de El viaje a ninguna parte nunca perdió el sentido de la dignidad y, como el director de su compañía de cómicos de la legua que tan magníficamente interpretaba él mismo, se retiró del escenario cuando vio que su tiempo había pasado ya.