Opinión | FRANCIA

Macron, en horas bajas

El recurso al decreto para sacar adelante su contestada reforma de las pensiones desata una crisis política que se suma a la presión de la calle

Macron delivers speech on French foreign policy

Macron delivers speech on French foreign policy / Michel Euler/POOL

Francia, que vive culturalmente a la sombra de la legendaria Revolución de 1789, tiene una sociedad muy beligerante en la defensa de sus derechos y en la crítica del poder. Si en países como España la gran crisis global de 2008 engendró nuevos populismos, en el país vecino ha arreciado la protesta urbana, sindical y/o política, que modula el sistema representativo en el que han perdido fuerza las organizaciones tradicionales: la derecha heredera del gaullismo, encarnada en el partido de Chirac y de Sarkozy, es hoy una pequeña fuerza declinante, y el Partido Socialista de Mitterrand y de Hollande prácticamente ha desaparecido del mapa político francés -Anne Hidalgo, candidata presidencial en 2022, obtuvo menos del 2% de los votos-.

Mientras, el partido ultraderechista de Marine Le Pen, no deja de crecer. En 2022 logró el 44% de los votos, once puntos más que en las presidenciales del 2017. Un año después el malestar francés tuvo su expresión más notoria con las movilizaciones de los chalecos amarillos, grupos espontáneos que protestaban con violencia por la subida del precio de los combustibles y la voracidad fiscal. 

En la V República francesa la soberanía reside en el Parlamento, donde el actual jefe del Estado tiene cada vez más problemas para sacar adelante sus propuestas legislativas, como acaba de verse con la reforma del sistema de pensiones. Temeroso de que la ley que retrasa la edad de jubilación de 62 a 64 años fuera derrotada en la Asamblea Nacional, la primera ministra francesa, Élisabeth Borne, activó el artículo 49.3 de la Constitución que permite aprobar una ley por decreto. Esa opción activa automáticamente una moción de censura. En este caso, hubo dos, una promovida por la extrema derecha y otra orquestada por grupos centristas y regionalistas, que salió derrotada por tan sólo nueve votos de margen.

El inquilino del Elíseo sale debilitado pese a superar el Gobierno dos mociones de censura en la Asamblea

Pese a las duras protestas en las calles y en puertas de una nueva movilización social, el presidente francés no da un paso atrás. En una entrevista televisada asumió el desgaste y dijo confiar en que la reforma entrará en vigor este año. Actualmente, el sistema de pensiones francés es excedentario, pero acumulará un déficit de unos 13.000 millones de euros en 2030, lo que representará un 4% del gasto en pensiones, según los cálculos gubernamentales. El presidente se escuda en estos datos para insistir en la medida, pero el recurso al decreto le dejará tocado y puede entorpecer su gestión el resto del mandato. Por eso será difícil que vuelva la calma a la vista una agenda legislativa que prevé una nueva ley migratoria para facilitar las expulsiones. 

Fuera del ámbito doméstico, y en el contexto de la crisis derivada de la invasión rusa de Ucrania, Francia está llevando a cabo una ofensiva para que se incluya el hidrógeno producido con nucleares dentro del mix de energías limpias de la UE, mientras Alemania está a punto de clausurar sus últimas centrales. París también recela de las iniciativas alemanas de aproximación a China y a los países del este europeo.

Es precisamente en el marco europeo donde Macron tiene el reto de demostrar que la inestabilidad interna no hará tambalear su liderazgo en aspectos clave que requieren de la buena sintonía del eje París-Berlín.