Opinión | Votación en el Congreso

Podemos asocia al PSOE con 'La Manada'

Los socialistas golpearon con dureza en "estamos hartos de sus peroratas, señorías de Podemos"

Ione Belarra e Irene Montero, durante una sesión plenaria en el Congreso de los Diputados.

Ione Belarra e Irene Montero, durante una sesión plenaria en el Congreso de los Diputados. / EP

Antes de fin de año se sabrá si la víspera del 8M significó también el harakiri colectivo de la izquierda, que se ha entretenido arrojándose el feminismo a la cabeza. El forofismo mutuo decidirá si Podemos ha sido más cruel con el PSOE que viceversa, pero el odio derramado sobre la tribuna del Congreso no solo es impropio de socios de Gobierno, sobresaldría incluso entre los enemigos más acentuados del espectro político. Los socialistas golpearon con dureza en "estamos hartos de sus peroratas, señorías de Podemos". Solo hay una traducción posible, "estamos hartos de compartir el ejecutivo con ustedes, la coalición se ha acabado".

Podemos debía superar en contundencia a su antiguo socio, y no ha defraudado. La afrenta "han traicionado a las mujeres" recuerda demasiado al "han traicionado a las víctimas de ETA" de Rajoy, salvo que el líder del PP no se refería a un compañero de bancada, sino al odiado PSOE de Zapatero. La alta traición era casi una broma por comparación con la bomba del partido que ejecuta las consignas de Pablo Iglesias, al culpar a los socialistas de la restitución del "código de La Manada".

En la otra orilla de la izquierda, debilitar a Podemos convierte en impracticable la continuidad del PSOE

No puede admitirse una gradación del insulto. La asociación del PSOE con la Manada no utiliza como amortiguador el código previo a la ley del sólo sí es sí, sino que establece una identificación entre los socialistas y la pandilla de violadores. En efecto, resulta increíble escribirlo y leerlo, pero España lo está viviendo. Ninguno de los partidos esposados en La Moncloa se llevará los réditos de la catastrófica sesión parlamentaria.

La cancelación de una ley del Gobierno ausente, en contra del voto explícito de la ministra que la apadrina, supone una descalificación sin precedentes salvo que la desacreditada dimita de inmediato. En la otra orilla de la izquierda, debilitar a Podemos convierte en impracticable la continuidad del PSOE. El PP de la Kitchen y el Vox postfranquista simulan aportar la voz de la sensatez y la templanza. El Gobierno se ha agotado, a falta de decidir qué ente o entelequia lo sucederá hasta las elecciones