Opinión | ANÁLISIS

Guerra y clima

En un mundo consternado por una peligrosa guerra en el corazón de Europa, la preocupación ecológica que lentamente se estaba abriendo paso se ha diluido

Tasiilaq, en Groenlandia

Tasiilaq, en Groenlandia

George Soros, el rico financiero de origen húngaro que ha amasado una gran fortuna, que ha apoyado diversas causas progresistas y que ha logrado una gran influencia intelectual en occidente, acaba de publicar un análisis sobre la compleja realidad que nos acoge, en un mundo consternado por una peligrosa guerra en el corazón de Europa que absorbe y concentra todos los esfuerzos de la comunidad internacional. Mientras tanto, la preocupación ecológica que lentamente se estaba abriendo paso se ha diluido, postergada por la confrontación que acapara la atención preferente de todos los actores. En definitiva —dice Soros—, “mientras dos sistemas de gobierno se enfrascan en una lucha por el dominio global, nuestra civilización corre el peligro de colapsar por el avance inexorable del cambio climático”.

Explica Soros que este pasado mes de julio se produjo en Groenlandia un fenómeno meteorológico extremo: sobre la capa de hielo de varios kilómetros de profundidad, acumulada durante 1000 años, los científicos pudieron jugar al aire libre con bermudas y camisetas de manga corta. El derretimiento de la capa de hielo de Groenlandia aumentaría el nivel de los océanos en 7 metros.

A finales de 2022 se producía en el Polo Norte otro fenómeno inédito: el círculo polar ártico suele estar aislado del resto del mundo por vientos que rotan en dirección contraria a las agujas del reloj y que mantienen frío el interior, en tanto alrededor permanece el aire caliente. El cambio climático ha roto este esquema, el aire frío se filtra al Sur desde el Ártico y produce grandes olas de frío (en los Estados Unidos, durante la Navidad pasada), en tanto el calor entra en el ártico y derrite el hielo. Según Soros, la lucha contra este cambio ya no se logra restringiendo la contaminación (la mitigación y la adaptación): es preciso invertir recursos en el saneamiento y en la restauración. Urge, en fin, “reparar” el cambio climático, provocando por ejemplo el “efecto albedo”, a base de nubes blancas que regeneren el clima ártico (la idea es del científico David King, y está ganando adeptos). Y ello obliga a tomar grandes y caras decisiones, antes de que sea demasiado tarde.

Mmientras el clima del planeta lo vuelve inhabitable, la atención de la humanidad está centrada en una guerra absurda que nos desangra y nos inutiliza"

En suma, la reflexión de Soros es inquietante y desoladora: mientras el clima del planeta lo vuelve inhabitable, la atención de la humanidad está centrada en una guerra absurda que nos desangra y nos inutiliza. Deberíamos detenernos un momento a reflexionar.