Opinión | GUERRA EN UCRANIA

Biden en Kiev

La visita sorpresa del presidente americano confirma que si Putin sube la apuesta Occidente también lo hará. La guerra será larga, hasta que...

Volodímir Zelenski y Joe Biden se abrazan en Kiev, este lunes.

Volodímir Zelenski y Joe Biden se abrazan en Kiev, este lunes. / Reuters

El viernes hará un año de la invasión de Ucrania y el fin de semana se ha reunido la Conferencia de Seguridad de Múnich, el Davos de la Defensa, a la que asisten dirigentes de los grandes países. Este año, la vicepresidenta Kamela Harris, el premier británico Sunak, el canciller Scholz, el presidente MacronNo había sido invitado ningún ruso, aunque sí el ministro de Exteriores chino, que anunció un plan de paz para Ucrania y mantuvo un encuentro con el secretario de Estado Blinken, que advirtió a China sobre la ayuda militar a Rusia.

Que siga la guerra es una pésima noticia, pero no ha pasado lo peor

El mensaje fue que Putin ha fracasado (Ucrania aguanta), pero que se teme, como Zelenski, un aumento de la ofensiva rusa. La única salida para impedir que Putin se salga con la suya es incrementar la ayuda militar. Y la visita por sorpresa este lunes del presidente Biden, y su paseo con Zelenski por el centro de Kiev, es una rotunda confirmación de lo acordado en Múnich. Putin sube la apuesta, Occidente también. Larga guerra. ¿Hasta cuándo? Hasta que Putin (o quien le releve en Rusia) acepte que la invasión ha fracasado y sea consecuente al negociar.

La catástrofe humanitaria seguirá y vamos a una guerra larga, con posibles y peligrosas complicaciones, pero las democracias creen que lo fundamental es que la agresión de Putin no tenga premio. 

Nota positiva: el fin de las ventas a Alemania y el brutal aumento del precio del gas natural -el gran chantaje de Putin- no ha funcionado. Según las previsiones de Bruselas no habrá recesión económica, aunque sí se reducirá el crecimiento. Y la inflación bajará. El precio del gas, que llegó a subir de los 30 dólares Mwh de antes de la crisis a los 300 en agosto, amenazando de muerte a la la industria europea, ya ha caído por debajo de los 50. Y no hay miedo a corto, ni quizás para 2024, porque las reservas de gas están en un 65%, un nivel alto. Europa ha parado el golpe bajando el consumo y aumentando las importaciones de gas licuado.

Que siga la guerra es una pésima noticia, pero no ha pasado lo peor.