Opinión | DESINFORMACIÓN

Rusia y la manipulación

La Unión Europea alerta de la amenaza que supone el objetivo de Moscú de erosionar la confianza en medios de comunicación e instituciones

El presidente ruso Vladímir Putin se reúne con el alcalde de Moscú, Serguéi Sobianin, este martes.

El presidente ruso Vladímir Putin se reúne con el alcalde de Moscú, Serguéi Sobianin, este martes. / MIKHAEL KLIMENTYEV / EFE / EPA

El senador americano Hiram Walker diagnosticó en 1917, en plena I Guerra Mundial, que "la primera víctima de la guerra es la verdad". Al parecer, Walker tomó prestado el célebre aforismo de Esquilo, quien ya lo había utilizado 2.500 años atrás. La manipulación, el falseamiento de la verdad, la ocultación y la suplantación como medios para conseguir ventaja frente al enemigo son armas que siempre han existido y que la Rusia de Vladímir Putin domina. Algo que se ha hecho más evidente cuanto más notoria era la decadencia de la aspirante a gran potencia, que asistió al desmembramiento de la URSS, a la pérdida de sus áreas de influencia y a su reconversión en una potencia media, con armas nucleares pero sin punch económico ni tecnológico que la condena a la mediocridad. 

Como ha dicho Robert Ottung, experto suizo en tecnologías mediáticas, "Rusia no tiene el potencial militar y económico de Occidente. Y para compensar esta debilidad, el Kremlin usa la propaganda". Una propaganda que a veces ha interferido en la política de otros países -como pareció evidente en la victoria de Donald Trump en Estados Unidos y la brutal campaña orquestada desde Moscú contra Hillary Clinton- y que actualmente es patente en la guerra de Ucrania en un doble sentido: intenta desinformar y engañar a sus adversarios, a la propia Ucrania y a sus socios, y también a la población rusa, a la que manipula con eufemismos como el de la "operación militar especial", el término elegido para referirse a la guerra de ocupación y ocultar la tragedia que ha provocado la guerra tanto en Ucrania como en las tropas rusas, así como las consecuencias a medio y largo plazo del aislamiento internacional de Moscú en el nivel de vida de los ciudadanos rusos.

El Kremlin dedica grandes partidas presupuestarias a la propaganda, siguiendo la pauta de Goebbels

Ayer, el grupo de trabajo East StratComm, integrado en el servicio de acción exterior de la Unión Europea liderado por Josep Borrell, publicó el primer informe piloto sobre amenazas de manipulación e interferencia de información extranjera (FIMI). En palabras textuales del Alto Representante, el objetivo de Moscú "es que nadie se crea nada y hacer creer a la gente que, al final, todo es mentira. Quieren erosionar la confianza en todos los medios de comunicación y en nuestras instituciones. Tenemos que tomarnos esto muy seriamente. No se trata de algo que afecte solo a especialistas, los ciudadanos tienen que estar al tanto y tenemos que abordar la cuestión al más alto nivel posible". 

El Kremlin dedica grandes partidas presupuestarias a esta tarea de desinformación e intoxicación, siguiendo la pauta legendaria que marcó el servicio de propaganda de Hitler, en manos del habilidoso Joseph Goebbels. Por ello, Occidente no puede ignorar esta amenaza y tiene que contrarrestarla, detectándola para desactivarla cuanto antes y canalizando su propia información por medios seguros, a salvo de las refinadas tecnologías de Moscú. Por desgracia, el mundo de los agentes secretos y de la manipulación informativa no es solo una leyenda. Como la propia guerra, también es una cruda realidad que hay que combatir con todos los recursos necesarios.