Opinión | INTERNACIONAL

Sin atajo para Ucrania

Los líderes europeos muestran que están con Kiev, pero el horizonte de entrada en la UE que se plantea Zelenski está lejos de la realidad

Volodimir Zelenski saluda a Ursula von der Leyen

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Haremos un pequeño espóiler sobre lo que deparará la cumbre UE-Ucrania: no habrá un acceso rápido de Ucrania a la UE. Durante los últimos días el primer ministro ucraniano, Denis Shmihal, en la preparación de la cumbre, declaró queiel objetivo era poder incorporarse a la UE durante los dos próximos años. A buen seguro que a alguien en Bruselas se le atragantó el agua cuando escuchó tal afirmación. Según las diversas filtraciones de la declaración final de la cumbre, parece que el Gobierno ucraniano está apostando por un horizonte que nada tiene que ver con la realidad de un proceso de ampliación, especialmente si te encuentras en un estado de guerra. No se puede negar de la indudable carga simbólica que tiene esta cumbre UE-Ucrania, primero por celebrarse en Kiev, segundo porque este hecho se suma a la reciente decisión adoptada por Alemania de dar luz verde para que lo carros de combate Leopard puedan ser desplazados al teatro de operaciones de la guerra. La UE y sus estados miembros mandan un mensaje claro al Kremlin de su unidad inquebrantable en el apoyo a Ucrania.

Con esta reunión los líderes europeos muestran que están con Ucrania, incluso realizan la cumbre en un territorio amenazado por la guerra, pero se guardan mucho de ir más allá del ofrecimiento de una solidaridad que incluya una adhesión rápida. Si las autoridades ucranianas pensaban que las razones morales pesarían más en este proceso que la propia dinámica y voluntad política de los estados miembros de la UE, estaban profundamente equivocados.

Desde las buenas intenciones, lo que ofrece la UE es la cobertura de los aliados en tiempos difíciles. Apoyo económico, industrial, energético y un buen plan de inversiones para la reconstrucción del país una vez termine la guerra, y todos los ánimos posibles acompañados de carros de combate, pero, por el momento, ese es el límite. Lo que Ucrania pide, además de carros de combate, F-16 y submarinos, es una adhesión rápida a las estructuras europeas apelando a una cuestión moral por parte de los aliados europeos. No parece que, en esta ocasión, estar poniendo los muertos le vaya a servir para alcanzar este objetivo. Un objetivo, por cierto, que forma parte del plan de victoria de Zelenski, junto con la vuelta a las fronteras de 1991, la puesta a disposición de la justicia internacional de los criminales de guerra y la reconstrucción del país.

Sin embargo, en esta ocasión la decisión se torna muy complicada en lo político y muy compleja en lo procedimental, aunque sabemos que cuando existe voluntad política todo es posible de alcanzar. De hecho, la guerra ha demostrado que incluso un mastodonte burocrático como la UE es capaz de tomar decisiones cuando el tiempo apremia, y, sobre todo, cuando la percepción de amenaza se siente muy cercana y así se ha comprobado con la aprobación rápida de los paquetes de sanciones contra Rusia. No va a haber excepcionalidades en la adhesión y Ucrania, al igual que el resto de candidatos, tendrá que pasar por varias fases previas que, en ocasiones, como en el caso de Balcanes occidentales, pueden convertirse en décadas de espera a las puertas de la UE.

Las presiones para otorgarle una excepcionalidad a Ucrania, como también sucedió en Ramstein, tampoco han faltado. Polonia y los bálticos han vuelto a presionar para conseguir alcanzar sus objetivos, en este caso, una vía acelerada de adhesión. Las declaraciones que se han filtrado en diversos medios sobre los entresijos de esta cumbre muestran cómo el discurso de la moralidad todo lo permea, así cualquier movimiento que no incluya aceleración es tachado de ser colaborador de los rusos y "cualquier cosa que huela a crítica de Ucrania se considera casi herejía o colaboración con los rusos".Parece que desde algunas cancillerías no se den cuenta de que todas estas maniobras orquestales en nada favorecen al camino de Ucrania hacia la UE y no hacen más que generar unas expectativas que, en lo que hace a una buena parte de los estados miembros, se sitúan en una posibilidad remota. A Ucrania le queda un largo camino por recorrer y, mientras, es conveniente que ajuste su Estado de Derecho, luche activamente contra la corrupción y proteja de manera decidida a sus minorías.