Opinión | IGUALDAD

El pensamiento único del feminismo

¿Decimos ahora a Naciones Unidas que fomentaron el pensamiento único al redactar la Declaración Universal de Derechos Humanos? Que yo sepa, es fruto del consenso para la convivencia y el respeto mínimo a las personas

Manifestación contra la violencia de género en Barcelona, el año pasado. / LAURA GUERRERO

Manifestación contra la violencia de género en Barcelona, el año pasado. / LAURA GUERRERO

¿Qué es un bulo? ¿Cómo se garantiza la libertad de expresión si no se permite hablar de todo? ¿Por qué no se puede hablar de denuncias falsas en violencia de género o de alienación parental, y debatir contra el “pensamiento único del feminismo ‘mainstream’”? Estas fueron algunas reflexiones que Vox me planteó en la renovación del Pacto de Estado contra la Violencia de Género, al que asistí. Por supuesto, no iba a hacer una de mis clases explicando qué es un bulo. Quien tiene un cargo público en el Congreso lo sabe o debería saberlo.

Más de una vez me he enfrentado a la misma pregunta. A ver, todo el mundo puede hablar de lo que quiera. De hecho, llevamos media vida escuchando lo de las denuncias falsas, que las mujeres denuncian tarde o que hay madres malísimas. Y nadie está en la cárcel. Lo cierto es que una cosa es la libertad de expresión y otra el derecho constitucional a recibir información “veraz”, y para ello están los datos oficiales, la ética periodística y un código deontológico en la profesión. Pero lo mismo deberíamos aplicar en nuestras conversaciones familiares o de amigos.

¿El feminismo es ‘mainstream’? Cuando voy a casas de víctimas no veo eso. Pero si el feminismo es ‘mainstream’ también podría serlo el nacionalismo, ¿no? Incluso comprando esa papeleta, ¿tiene el feminismo un pensamiento único? No. Lo que hay es una agenda única marcada por los derechos humanos, línea roja que no se debe rebasar. ¿Decimos ahora a Naciones Unidas que fomentaron el pensamiento único al redactar la Declaración Universal de Derechos Humanos? Que yo sepa, es fruto del consenso para la convivencia y el respeto mínimo a las personas. Y lo mismo ocurre con la Cedaw (Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer) o el Convenio de Estambul. 

Si hay solo una denuncia falsa al año, pero la comento en 50 declaraciones, la gente puede pensar que hay más de una denuncia. En cambio, si me callo que hay más de 20.000 condenas por violencia de género, la gente no sabrá la verdadera dimensión del problema. 

Insisto. Se puede hablar de lo que se quiera. Yo puedo decir que las vacas vuelan, pero la ciencia me demostrará, de forma objetiva, que no es así. Si yo lo niego y hago el ridículo, el problema ya lo tengo yo, no la ciencia. Por esa regla de tres, ¿diríamos que es pensamiento único las normas de tráfico? Sería una locura si cada cual impusiera lo que le fuera bien.

Otro ejemplo. La verdad en un diagnóstico es vital frente a una enfermedad. Me pueden detectar cáncer pero será diferente si estoy en estadio uno o en el cuatro. O puedo hacer frente a una operación ginecológica, pero me quedo más tranquila si me confirman en un diagnóstico si me operan de ovarios, del endometrio o del útero. 

Los datos oficiales, la ciencia o los derechos humanos no imponen un pensamiento único sino el único pensamiento posible para evolucionar sobre certezas, garantías y justicia. De lo contrario, estaríamos todavía en los inicios de la evolución humana… aunque a veces parezca que estamos en una involución con determinadas reflexiones.