Opinión | ANÁLISIS

¿Otro pacto de San Sebastián?

Sánchez y Díaz pactan las nuevas medidas anticrisis antes del Consejo de Ministros.

Sánchez y Díaz pactan las nuevas medidas anticrisis antes del Consejo de Ministros. / EFE

La primera coalición de gobierno de la actual etapa democrática, formada por el PSOE y por Unidas Podemos a fines de 2019, ha sido comparada con el pacto de San Sebastián suscrito en agosto de 1930 por los partidos republicanos (e incluso por algunos llamados monárquicos sin rey) y al que se adhirieron el PSOE y la UGT en octubre siguiente. Tras la dictadura de Primo de Rivera, Alfonso XIII nombró presidente del Gobierno al general Berenguer para restituir la normalidad constitucional como si nada hubiera ocurrido, lo que suscitó el rechazo de toda la oposición democrática, que se confabuló sólidamente para buscar una salida republicana. El afán regenerador fue sólido y duradero puesto que la alianza duró toda la República y la guerra civil.

Este precedente de la actualidad es muy remoto, y en todo caso este nuevo pacto a babor no es antimonárquico (el PSOE sigue siendo leal a su palabra constituyente), sino que está encaminado a mantener en pie el sistema, tutelado por un amplio centro izquierda que se ve sorprendido por la agresiva irrupción, en España como en otros muchos lugares, de una extrema derecha disfrazada de populismo trumpista que tiene ya poco que ver con la derecha tradicional europea y que no solo intenta revertir algunas conquistas irrevocables del progresismo, sino que también amenaza la esencia de nuestro modelo sociopolítico, lo cual es mucho más grave.

El gran ruido que se ha generado en el parlamento, en las tribunas y en la calle se ha debido a que los conservadores de siempre han puesto en duda la legitimidad del Gobierno”

Si se examina con cierto rigor el pasado reciente se llegará a la conclusión de que no ha habido verdaderos debates parlamentarios entre la derecha y la izquierda. El gran ruido que se ha generado en el parlamento, en las tribunas y en la calle se ha debido a que los conservadores de siempre, presionados por esa nueva derecha iliberal y vociferante, han puesto en duda la legitimidad del Gobierno. Y esta no es una mera hipótesis: Feijóo ha dicho públicamente y en voz alta que el bloqueo que imponía a la renovación del Poder Judicial —una postura que violenta el ordenamiento constitucional— se ha debido a su voluntad de “protegerlo” de las garras aviesas de Pedro Sánchez.

Es fácil entender que semejante actitud sea un eficaz engrudo que fortalece la coalición actual de gobierno. Una coalición que, como el pacto de San Sebastián, durará con las modulaciones y matices que se quiera por simple sentido de la supervivencia. Para la izquierda está en juego tanto la modernización conseguida por este país como su propia legitimidad.