Opinión | ELECCIONES

Cambio de tendencia

Una derecha que no suma y unas izquierdas empeñadas en restar auguran un escenario inestable en 2023

El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo

El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo / Carlos Castro - Europa Press

La encuesta realizada por Gesop entre el 21 y el 24 de noviembre detecta un cambio de tendencia en los principales indicadores: un retroceso del PP y de su líder, Alberto Núñez Feijóo, y una recuperación de las expectativas electorales del PSOE y del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Significativa, pero lejos del clima de euforia que ha rodeado sus apariciones internacionales y los éxitos cosechados en el Congreso, con la triple aprobación de los Presupuestos, la reforma del delito de sedición y los impuestos a la banca y las energéticas.

Este cambio aporta una novedad relevante porque PP y Vox no alcanzarían la mayoría absoluta, como ocurría en el anterior barómetro de junio, pero seguirían contando con unas expectativas de voto por encima de sus resultados en las últimas elecciones generales. Un reflujo que ya han reflejado otros sondeos, no solo el sospechosamente discordante estudio del CIS, aunque ninguno pronostica una victoria del PSOE como hace el instituto oficial. 

El efecto Feijóo que llevó a cotas máximas a los populares este verano tras relevar con una imagen de moderación y sensatez a Pablo Casado se va disolviendo a medida que el presidente del PP confronta sus posiciones con las de Sánchez. También a medida que intenta evadirse de la particular agenda política de la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Con escaso éxito en ambos casos.

El PP goza, no obstante, de una alta fidelidad de voto, recupera parte de los sufragios que se habían ido a Vox y recoge el grueso de los restos del naufragio de Ciudadanos. Aunque ni la recomposición interna de la derecha ni un significativo, pero insuficiente trasvase de voto desde el PSOE –sea por el eco que ha encontrado en determinado electorado el discurso contra la reforma del delito de sedición, sea por la inquietud económica– bastan para que las derechas sumen. Y la necesidad de contar con Vox y al menos con un tercer colaborador dificulta la formación de una mayoría. Especialmente si los aspavientos de la extrema derecha siguen demostrando que es un socio indeseable y un peligro ante el que movilizarse.

Pero si las derechas no suman, el mapa de la izquierda muestra signos de inestabilidad. La mejora de la opinión sobre la gestión del Gobierno tras las últimas medidas sociales aprobadas por el Consejo de Ministros y que no se hayan cumplido los más negros augurios económicos ha detenido la erosión.

Sería posible así reconstruir la mayoría de la investidura, reforzada ahora en las Cortes, pero sobre unas bases frágiles porque en cualquier momento la valoración de la situación económica puede dar un giro desalentador. Y no menos volátil parece la solidez de esa posible mayoría de izquierdas, con algunos de sus componentes dispuestos, al parecer, a disparar con todas sus armas a la que, según el sondeo, es la líder mejor valorada (Yolanda Díaz), y a poner a prueba la solidez de los acuerdos con polémicas como las de la ley trans o la ley del solo sí es sí. Las guerras internas en el espacio a la izquierda del PSOE y la resistencia a cualquier autocrítica en un asunto en que los encuestados no compran el intento de señalar como única culpable a la magistratura no hacen más que dificultar el amplísimo acuerdo de sensibilidades diversas que sería necesario, en el escenario que dibuja la encuesta. Una derecha que no consigue sumar y unas izquierdas que parecen empeñadas en restar no permiten atisbar precisamente un escenario estable a las puertas del incierto ciclo electoral del 2023.