Opinión | COP27

Cumbre del clima con algún avance y alertas

El fondo especial para hacer frente a los daños derivados del cambio climático es una medida positiva, pero crece la oposición a reducir los combustibles fósiles

Varias jóvenes activistas participan en una protesta durante la COP27 en Egipto.

Varias jóvenes activistas participan en una protesta durante la COP27 en Egipto. / Christophe Gateau/dpa/ Europa Press

La cumbre climática de Sharm el-Sheij alcanzó un acuerdo sobre la bocina que contiene algún avance significativo en materia de justicia climática, pero revela la existencia de una gran oposición a una reducción progresiva de los combustibles fósiles y a mantener por debajo de 1,5 grados el aumento del calentamiento planetario. La aprobación de un fondo especial para atender daños provocados por el cambio climático en países especialmente vulnerables permite ver el vaso medio lleno, teniendo en cuenta que se trata de una antigua reivindicación de la agenda climática.

El mantenimiento del objetivo vigente de no rebasar los 1,5 grados en el aumento de la temperatura podría considerarse otro aspecto positivo si no fuera por el cuestionamiento del que ha ido objeto y que volverá a manifestarse, a buen seguro, en la próxima cumbre. Que la COP28 vaya a celebrarse en Emiratos Árabes Unidos, séptimo productor mundial de petróleo, constituye un reto de cara al punto más negativo de la cumbre de Sharm el-Sheij: la falta de compromisos en la reducción progresiva de combustibles fósiles, ante la oposición radical de Arabia Saudí, Rusia y otros .

Pese a la importancia del fondo –cuyo financiamiento y alcance no quedó establecido–, de poco sirve pagar por las consecuencias si no se atienden sus causas. Mitigar las secuelas del cambio climático sin atacar el origen llevaría, a medio plazo, a no poder financiar los efectos del calentamiento del planeta sobre los países más vulnerables, singularmente los países-isla o aquellos, como Egipto, que tienen sus tierras más productivas y habitadas en zonas amenazadas por el aumento del nivel del mar. El fondo debe ir parejo a ulteriores compromisos que aseguren una reducción de las emisiones y del uso de combustibles fósiles. En ambos objetivos, no se han producido nuevos avances en esta cumbre. Tampoco ha habido retrocesos, como pareció que ocurriría en algún momento, gracias a la actitud de los países más consecuentes, encabezados por la Unión Europea, y ello permite cierta esperanza de cara a la COP28.

Aval al objetivo de no rebasar los 1,5 grados en el aumento de temperatura, pese a la fatiga climática exhibida"

A diferencia de las anteriores cumbres de París y Glasgow, en esta se ha manifestado una cierta fatiga climática atribuible a las crisis provocadas por la pandemia del covid-19 y la guerra en Ucrania, cuyos efectos se dejan sentir en medio mundo. Así las cosas, resulta hasta cierto punto lógico que la COP27 no haya podido ser más ambiciosa. Sin embargo, la alerta no procede tanto de las limitaciones de la resolución final como de la dinámica que ha marcado la cumbre, donde la presión de los productores de petróleo, acompañados de más de 600 lobistas del sector, ha sido mayor que nunca, y no ha tenido enfrente un bloque de países unidos por la lucha contra el cambio climático, con la excepción de la UE. Del lado positivo también cabe destacar el prometedor diálogo de Estados Unidos y China, que ha facilitado la aprobación del fondo. Y del lado negativo hay que añadir que, al celebrarse la COP27 en un país donde miles de activistas están en la cárcel –algunos detenidos en puertas de la cumbre–, la sociedad civil tampoco ha podido ejercer un contrapeso a las posiciones más conservadoras. Todo ello constituye enseñanzas para la COP28 si se quiere que la mitigación de los efectos del cambio climático vaya acompañada de ambición en la lucha contra sus causas.