Opinión | EN CLAVE EUROPEA

Programas espía y democracia en la UE

Sophie in ’t Veld

Sophie in ’t Veld / OLIVIER HOSLET (EFE)

Los ciudadanos de la Unión Europea (UE) están expuestos a espionajes electrónicos por parte de los servicios de seguridad y de inteligencia de sus propios gobiernos y de potencias exteriores a través de programas como Pegasus, Predator y Candiru, detalla el informe provisional de 159 páginas de la comisión de investigación del Parlamento Europeo. El uso ilegítimo gubernamental de programas espía se ha detectado en Polonia, Hungría, Grecia, España y probablemente en Chipre, precisa el informe elaborado por la eurodiputada liberal holandesa Sophie in't Veld. Tras seis meses de investigación, concluye que "puede asumirse con seguridad" que todos los gobiernos de la UE han comprado uno o más programas informáticos espía y critica que los gobiernos se escuden en la "seguridad nacional" para debilitar el control democrático sobre su uso. El informe denuncia la pasividad de la Comisión Europea y el silencio cómplice de los estados en el Consejo de la UE e indica que el grupo israelí NSO, fabricante de Pegasus, ha vendido sus productos al menos a 14 de los estados de la UE.

Estos programas espía dan acceso y control total sobre el contenido del teléfono o del ordenador donde estén instalados y los micrófonos y cámaras del aparato pueden activarse remotamente para poder espiar las conversaciones y actividades en una vivienda u oficina. Estos programas pueden usarse para "chantajear, descreditar, manipular e intimidar a sus víctimas", ya que permiten manipular el contenido del aparato y colocar documentos, imágenes y datos falsificados sin dejar apenas rastro, destaca el informe. Además de violar los derechos de los ciudadanos, el abuso de esos programas "socava la democracia", ya que facilita silenciar voces críticas, manipular elecciones e intimidar a la prensa y la sociedad civil, subraya el informe parlamentario.

Hace 55 años, la filósofa y teórica política Hannah Arendt, ya advirtió del "peligro mortal" para la democracia que suponía el creciente y "ominoso" poder del "gobierno invisible de los servicios secretos". En su triple prólogo de 1967 a la segunda edición de Los orígenes del Totalitarismo, Arendt expresó su alarma por el poder de los servicios secretos sobre la política interior y la vida cotidiana de los ciudadanos. Los avances tecnológicos e informáticos desde entonces confieren a los servicios de seguridad e inteligencia un poder de pesadilla orwelliana, que escapa a un efectivo escrutinio democrático, como muestran los sucesivos escándalos de espionaje a ciudadanos, políticos, activistas sociales y periodistas que se acumulan dentro de la UE.

Legislación ambigua e imprecisa

Los poderes de los servicios de seguridad e inteligencia en la UE se han reforzado durante las dos pasadas décadas a raíz de la ola de atentados islamistas, mientras se debilitaban las medidas de salvaguardia. El redactado ambiguo e impreciso de la legislación, el secretismo y el traslado de la carga de la prueba a la víctima facilitan el espionaje con fines políticos bajo el escudo de seguridad nacional, como en Polonia, Hungría, Grecia y España, o para el espionaje masivo de las telecomunicaciones de los ciudadanos, como ocurre en Francia con las denominadas cajas negras.

Mientras en España el uso oficial de Pegasus se centró en los independentistas catalanes, en Polonia, Hungría y Grecia se usó para espiar a la oposición, periodistas e incluso a miembros del propio partido gubernamental griego. Polonia ha creado bajo el gobierno del ultraderechista partido Ley y Justicia (PiS) un entramado legal para facilitar el espionaje de forma casi ilimitada y reducir a nada los mecanismos de control. Entre los espiados, figura el abogado de Donald Tusk, el líder de la oposición.

Impunidad

El carácter autoritario del régimen húngaro le ha permitido utilizar Pegasus y compañías de inteligencia como Black Cube con total impunidad para vigilar, acosar, amenazar y chantajear a más de 300 activistas, políticos, periodistas, abogados y empresarios, detalla el informe de la Eurocámara.

En Grecia, el Gobierno del Partido Popular Europeo ha recurrido al programa Predator para espiar al líder de la oposición socialista, Nikos Androulakis, al exministro de Syriza Christos Spirtzis, a los periodistas Thanasis Koukakis y Stavros Malichouis y a una treintena más de personas. También fueron espiados dirigentes del partido gubernamental que el primer ministro, Kyriakos Mitsotakis, teme que puedan convertirse en posibles rivales, como el ministro de Exteriores, Nikos Dendias, y el exprimer ministro Antonis Samaras.