Opinión | NORTE AMÉRICA

Comicios turbulentos en EEUU

Crece el temor a que un Partido Republicano movilizado por Trump rechace el resultado de las elecciones de medio mandato allí donde sea derrotado

El presidente de EEUU, Brack Obama, en un mitin en Philadelphia, Pennsylvania, EEUU, el pasado sábado.

El presidente de EEUU, Brack Obama, en un mitin en Philadelphia, Pennsylvania, EEUU, el pasado sábado. / EFE/EPA/WILL OLIVER

Es improbable un desenlace sereno de las elecciones de medio mandato en Estados Unidos sea cual sea el resultado. El Partido Republicano no aceptará otra cosa que no sea su victoria y se multiplicarán los recursos donde sea vencido, porque llega a los comicios movilizado por la intención de Donald Trump de competir de nuevo por la Casa Blanca en 2024. En los dos años transcurridos desde su derrota, el expresidente ha combatido a figuras críticas como el exvicepresidente Mike Pence, que se negó en 2021 a bloquear la confirmación de la victoria de Biden, y a Elizabeth Cheney, que con otros nueve miembros republicanos de la Cámara de Representantes votó a favor del segundo juicio político contra Trump, quien ha logrado tejer un gran engranaje para la acción política que comulga con sus ideas hasta la última coma. Y se ha completado con los cambios introducidos en varios estados para dificultar la inscripción electoral y el voto por correo, singularmente en aquellos en los que Trump perdió por escaso margen y donde las minorías tienen un peso relevante.

El ambiente enrarecido se mantiene, además, con la actividad en las redes sociales de quienes aun sostienen -el 70% del electorado republicano, según algunas encuestas- que la derrota de Trump fue fruto de un fraude. Y se refuerza todo el andamiaje con la negativa de los candidatos trumpianos a aclarar si reconocerán el resultado si salen derrotados. En tales circunstancias, sobran razones para compartir la opinión de Biden de que “la democracia está en riesgo”. Demasiados factores justifican tal temor. Muchos intelectuales, universitarios, actores sociales y personalidades de la cultura se han manifestado en términos parecidos a los del presidente.

El debate ideológico se encona y en la competición política abundan como nunca antes profetas irresponsables que anuncian una guerra civil si las huestes de Trump salen derrotadas. De ahí que cobre una especial significación el hecho de que en algunos estados clave como Georgia, Pensilvania y Arizona, a pesar de los obstáculos reseñados, aumente la participación del voto adelantado, que ya fue muy importante en 2020. Mucho antes de que Trump anunciara que aspirará de nuevo a ocupar el Despacho Oval, la agresividad de la campaña republicana parece haber tenido un efecto movilizador suplementario entre el electorado del Partido Demócrata, que corre el riesgo de perder la mayoría en la Cámara de Representantes.

Sobran razones para compartir la opinión de Joe Biden de que “la democracia está en riesgo”"

En una situación tan extrema es improbable un final electoral tranquilo sea cual sea el veredicto de las urnas porque el Partido Republicano no aceptará otra cosa diferente a su victoria, se multiplicarán los recursos allí donde salga vencido y está por ver cuál será el comportamiento de los responsables de proclamar los resultados en los estados con una Administración republicana. Demasiadas incógnitas para una vieja democracia que hasta el espectáculo ominoso del final de mandato de Trump se ciñó a las normas esenciales de la convivencia pacífica y respetuosa entre rivales políticos, convertidos ahora en enemigos irreconciliables reflejo de una quiebra social largamente gestada.