Opinión | EL TRIÁNGULO

‘Match point’

Rishi Sunak, el nuevo hombre del 10 de Downing Street, tiene las cosas más que difíciles que sus predecesores

Rishi Sunak, nuevo primer ministro británico.

Rishi Sunak, nuevo primer ministro británico.

Rishi Sunak, nuevo primer ministro de Reino Unido, se ha convertido para los suyos, los conservadores, en algo así como un match point, ya que si no consigue revertir la situación financiera y económica y acaparar cierta credibilidad, los conservadores tardarán años en volver al poder ante un adelanto electoral que daría la victoria a los laboristas. El nuevo hombre del 10 de Downing Street, antiguo ministro de Economía de Boris Johnson, tiene las cosas más que difíciles por varias razones: en primer lugar Reino Unido sigue sin hacer balance y crítica de su brexit que los dejó fuera de Europa en una carrera de desaciertos y erróneos enunciados que precipitaron a Cameron y que Boris Johnson abanderó llegando hasta el lugar en el que ahora mismo se encuentran: no hay que olvidar que ni Gales ni Irlanda del Norte lo apoyaron por razones de diferente índole y esa es una grieta que no se ha cerrado.

En segundo lugar la pandemia del covid no facilitó las cosas, ni a Reino Unido, ni al resto del mundo, pero mientras unos políticos actuaban con cierta decencia, Boris Johnson inició su discurso mostrándose negacionista, a la altura de Bolsonaro o Trump, hasta que a regañadientes y como si fuera un niño chico aceptó la realidad de cara a la galería, ya que él siguió con sus fiestas privadas regadas de alcohol y buenos manjares, lo que poco a poco fue deteriorando no solo a Johnson, sino a lo que su persona representaba: el 10 de Downing Street.

Y en tercer lugar la llegada de Liz Truss no mejoró para nada las cosas y todo se precipitó en lo económico, lo social y de cara al resto del mundo, hasta que los hombres fuertes del partido, en una carrera contra reloj, provocaron la salida de esta última y, evitando que la militancia votara, alzaron a Rishi Sunak como nuevo y único candidato, al haber conseguido los 100 avales necesarios en jornadas récord.

El caso de Reino Unido, desgraciadamente, no es el único en el que la maquinaría de un partido se pone en marcha para dirigir el destino de un país en un momento en el que seguramente lo más sensato hubiera sido reconocer toda la cadena de errores que se han cometido en los últimos años y permitir un adelanto electoral, para adecentar no solo la percepción que el mundo tiene ahora mismo de sus gobernantes, sino también para trasmitir que un partido, los conservadores, sabe cuándo ha llegado el momento de pensar en Reino Unido y no únicamente en sus siglas, que se han convertido en un cadena para los británicos a través de esperpénticos personajes con más sombras que luces.