Opinión | VIENTO FRESCO

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Sánchez habla inglés aunque no pocos lo que quieren que diga pronto es 'good bye'

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el presidente francés, Emmanuel Macron, y el primer ministro portugués, Antonio Costa

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el presidente francés, Emmanuel Macron, y el primer ministro portugués, Antonio Costa / BORJA PUIG DE LA BELLACASA / MONCLOA

A Sánchez lo odian tanto porque sabe inglés. Desmiente el cliché del españolito ceporro que a duras penas dice good morning y ya si le contestan se atasca, balbucea y mira para abajo. Y si habla bien, le da corte hablar.

Sánchez sabe inglés aunque ya nos ha demostrado que sabía latín. No sabía inglés Felipe González, al que ahora Sergio del Molino le dedica un estupendo e inclasificable libro, Un tal González. Es inclasificable porque no es una biografía al uso, se lee como una novela y es el testimonio vital de un tipo interesante. Molino. Bueno, y González.

Hablábamos de idiomas. Tampoco era Rajoy políglota ni lo fue Suárez ni Zapatero ni seguramente Aznar, que se comunicaba en tejano con Bush. No nos olvidamos de Calvo Sotelo, hombre polifacético y cultísimo al que hace poco sus hijos le han editado un libro póstumo de poemas de amor. Sotelo hablaba también el idioma de la retranca, y así lo dejó demostrado en un jugoso librito de memorias. Sánchez habla bien inglés y encima tiene el descaro de hacérnoslo ver y oír. Lo habla en las tribunas y atriles europeos (quiere presidir la Internacional Socialista) y lo habla en la intimidad.

En la intimidad de los pasillos de Bruselas, donde lo mismo te topas con un bedel belga que con un primer ministro lituano. A todos conviene decirles hello. Sánchez se comunicó con soltura en la cumbre de la OTAN con todos los mandatarios internacionales, incluso con Biden, más proclive a charlar con señoras. La pregunta durante esa cumbre, y durante las europeas, es si algunos de los que apetecen Moncloa son capaces también de hablar en la lengua de Boris Johnson, quien por cierto y pese a su botaratismo demostrado tiene publicada una amena biografía de Churchill. No recuerdo el título pero no se llama ‘Un tal Churchill’. Se puede ser un payaso, un juerguista, un nefasto primer ministro y a la vez ser cultísimo y provechoso escritor. Sánchez también combina cal y arena: habla inglés pero su tesis doctoral tiene dudosa autoría. Se puede ser mal estudiante y llegar a presidente. Sánchez habla inglés aunque no pocos lo que quieren que diga pronto es good bye. Creo que Pablo Casado sí hablaba inglés.