Opinión | PROCESO DE NEGOCIACIÓN

El Sáhara, bloqueado

El enviado especial de la ONU no ha logrado durante el mandato que cumple un año sentar en la mesa de negociación a Marruecos y al Frente Polisario

Manifestación en Madrid a favor de la independencia del Sáhara Occidental y por la libertad de los presos saharauis encerrados en las cárceles marroquíes en una imagen de archivo.

Manifestación en Madrid a favor de la independencia del Sáhara Occidental y por la libertad de los presos saharauis encerrados en las cárceles marroquíes en una imagen de archivo. / J.L. PINO

El próximo 27 de octubre expira el mandato de la misión de la ONU para el referéndum en el Sáhara Occidental (Minurso) que fue creada después del alto el fuego de 1991 entre Marruecos y el Frente Polisario. Aquel referéndum debía de haberse celebrado en febrero de 1992, aunque la fecha se ha ido retrasando indefinidamente entre otras cosas por la falta de acuerdo sobre el censo. Ese mismo 27 de octubre, el Consejo de Seguridad de la ONU votará una nueva prórroga de un año para la Minurso, que se aprobará de forma casi rutinaria. 

En una reciente comparecencia a puerta cerrada ante el organismo, el enviado especial para el Sáhara, Staffan de Mistura, expuso las conclusiones de la misión que le fue encomendada hace justo un año mientras el Frente Polisario ha lamentado en una carta la inacción de Naciones Unidas a pesar de que en noviembre de 2020 Marruecos rompió el alto el fuego vigente. De Mistura reconoció que no ha logrado desbloquear el proceso ni sentar a las partes en la misma mesa y que el obstruccionismo de Rabat le ha impedido visitar el territorio del Sáhara, pese a realizar dos viajes por la región. Marruecos no le permitió reunirse con representantes de la sociedad civil ni con organizaciones de mujeres como había pedido y eso motivó que De Mistura decidiera cancelar la visita.  

Con vistas a la próxima prórroga de Minurso, el secretario general António Guterres ha pedido a Marruecos y al Frente Polisario que reanuden el proceso de negociación "con una mentalidad abierta" y que "desistan de poner condiciones previas al proceso político". La vía de la autonomía, presentada por Rabat en 2007, ha sido tradicionalmente apoyada por Francia y Estados Unidos. En un giro histórico, España se sumó el pasado marzo a las tesis de Rabat abandonando su habitual neutralidad para reconocer que el plan de Marruecos es la base "más sólida, seria y creíble" para solucionar el conflicto. El ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, ha reiterado en todo momento el respaldo del Gobierno a la labor emprendida por el diplomático italo-sueco incidiendo en que hay que encontrar una solución mutuamente aceptable para las partes. 

Lo que parece claro es que las opciones de éxito de De Mistura son escasas. Otros enviados especiales del secretario general de la ONU para el Sáhara acabaron dejando el puesto tras fracasar en sus intentos de llevar a cabo un referéndum de autodeterminación que diera carpetazo al problema. El que más cerca estuvo fue el estadounidense James Baker, enviado personal de Kofi Annan. Dimitió en 2004, siete años después de ser nombrado. Un año antes había presentado su "Plan Baker", respaldado por el Consejo de Seguridad como una "solución política óptima". El último representante hasta el nombramiento de De Mistura fue el alemán Horst Kohler, enviado por el portugués António Guterres, que dimitió en 2009, tras dos rondas de negociación infructuosas en Ginebra en las que había conseguido reunir a delegaciones de Marruecos, el Frente Polisario, Argelia y Mauritania.