Opinión | VISITA REAL

Sintonía hispanoalemana

Ocurre ahora lo mismo que en 1989 cuando, tras la caída del Muro de Berlín, Felipe González apoyó sin objeciones la intención del canciller Helmut Kohl de reunificar Alemania

Los reyes Felipe VI (2i) y Letizia (d), acompañados por el presidente de la República Alemana, Frank-Walter Steinmeier (i), y su mujer, Elke Büdenbender (2d), brindan durante la inauguración de la Feria de Libro de Fráncfort, Alemania.

Los reyes Felipe VI (2i) y Letizia (d), acompañados por el presidente de la República Alemana, Frank-Walter Steinmeier (i), y su mujer, Elke Büdenbender (2d), brindan durante la inauguración de la Feria de Libro de Fráncfort, Alemania. / EFE/ Juanjo Martín

La visita de Estado de los Reyes a Alemania reafirma el buen momento que atraviesan las relaciones entre Madrid y Berlín. La amistad y la cooperación hispanoalemana es un hecho verificable -con algún altibajo- desde hace décadas y que se ha visto reforzado en los últimos meses. Por un lado, por la coincidencia de dos socialdemócratas al frente de ambos gobiernos, Pedro Sánchez y Olaf Scholz, que han demostrado tener buena sintonía personal y política, y, por otro, porque la difícil coyuntura europea, como consecuencia de la guerra en Ucrania, y en particular el complicado momento que vive Alemania con la amenaza de un corte de suministro del gas ruso, ha reforzado el vínculo entre Madrid y Berlín. El respaldo a la construcción del gasoducto MidCat, al que Francia se resiste, ha permitido estrechar aún más la conexión política de los dos líderes. Es en los momentos de turbulencias cuando se comprueba quiénes son los socios de fiar.

Ocurre ahora lo mismo que en 1989 cuando, tras la caída del Muro de Berlín, Felipe González apoyó sin objeciones la intención del canciller Helmut Kohl de reunificar Alemania frente a los reparos de países como Francia e Italia, que temían el poder de una Alemania unificada. Aquel espaldarazo reforzó aún más lo que ya era una excelente relación entre González y Kohl y fortaleció también la amistad entre los dos países. 

Hubo después sus más y sus menos. Especialmente cuando José María Aznar despreció a "la vieja Europa" (Alemania y Francia) que se oponía a la guerra en Irak que avaló con el orgullo de sentirse aliado del entonces presidente de EEUU, George W. Bush. Fue quizás el momento más delicado de las relaciones hispanoalemanas, aunque no hay que olvidar que ni los españoles ni el Gobierno de Zapatero se sintieron bien tratados por la canciller Angela Merkel con sus exigencias de recortes sociales durante la crisis del 2008. 

Esos avatares, propios de las derivas políticas y de los intereses coyunturales de cada país, no impidieron que la relación siguiera siendo buena. Desde luego, en lo económico. Alemania es el segundo socio comercial de España, después de Francia, y recibe el 11% de nuestras exportaciones, mientras el 13% de los productos que importamos vienen de aquel país. Por otra parte, los turistas alemanes que año tras año visitan España y que representan el tercer grupo en importancia detrás de Reino Unido y Francia, intensifican esos intercambios y estrechan la conexión política y afectiva entre ambos países.

La presencia de casi un centenar de escritores españoles en la Feria del Libro de Fráncfort, en la que España es en esta edición el país invitado y que inauguraron ayer los Reyes Felipe y Letizia puede contribuir también a ello. Es el objetivo de la visita de los monarcas y de las cumbres bilaterales entre Sánchez y Scholz que la han precedido.

A España le conviene aprovechar ese momento dulce en las relaciones y también el cambio de posición del Ejecutivo alemán que, afectado incluso más que otras naciones de la Unión Europea por la elevada inflación y el miedo a la penuria energética, ha flexibilizado sus posiciones respecto a la política fiscal, el déficit, la deuda y el gasto público.