Opinión | EN CLAVE EUROPEA

Sanciones sin autoprotegerse

El deficiente diseño de las sanciones ha disparado de inmediato los costes de vida en la UE a niveles muy dañinos, mientras incrementaba los ingresos energéticos rusos, en lugar de recortarlos

Úrsula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, en una sesión plenaria del Parlamento Europeo

Úrsula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, en una sesión plenaria del Parlamento Europeo / Europa Press / Philipp von Ditfurth

El 96% del petróleo y los productos petrolíferos consumidos por la Unión Europea (UE) son importados, según Eurostat. En el gas, el 83% del consumo total también es importado. Por el contrario, Estados Unidos es desde 2020 un exportador neto de petróleo y productos petrolíferos, según los datos oficiales. En gas, EEUU es un exportador neto desde 2017, con récords anuales sucesivos. A este panorama tan contrapuesto se suma que el 39% del gas y el 25% del petróleo importados por la UE en 2021 procedían de Rusia, mientras que en EEUU las importaciones energéticas rusas eran mínimas.

Por ello, sorprende, primero, que la Comisión Europea y los gobiernos de la UE hayan aplicado las mismas sanciones energéticas contra Rusia promovidas por Washington sin tener en cuenta la situación y el impacto completamente diferente de esas sanciones en la economías europea. Segundo, que la UE haya adoptado las sucesivas sanciones antes de disponer de reservas y fuentes energéticas alternativas y antes de adoptar medidas para evitar que las secuelas de esas sanciones se traduzcan, como ha ocurrido, en precios desorbitados del petróleo, el gas y la electricidad. Y, tercero, que el deficiente diseño de esas sanciones haya disparado de inmediato los costes de vida en la UE a niveles muy dañinos, mientras incrementaba los ingresos energéticos rusos, en lugar de recortarlos.

El coste de la UE

A causa de esas sanciones, desde hace muchos meses el precio del barril del petróleo Brent de referencia en la UE es entre 6 y 11 dólares más caro que el norteamericano. Asimismo, desde hace meses el precio del gas en el mercado TTF de referencia europeo es entre 7 y 10 veces más caro que en el mercado de referencia norteamericano Henry Hub y entre 5 y 10 veces más caro que el que paga Italia a Argelia. Los dirigentes europeos constataban esta semana con amargura que aliados como EEUU y Noruega se están enriqueciendo a costa de la UE con el precio que cobran por el gas. Pero, reformas esenciales, como el sistema de precios de la electricidad, el desacoplamiento de la luz del precio del gas y un nuevo índice de referencia europeo para el gas, siguen sin acabar de concretarse. Mientras tanto, las familias se empobrecen, las empresas europeas pierden competitividad frente a la norteamericanas y la UE se expone al riesgo de desindustrialización por sus excesivos costes energéticos.

La UE acaba de aprobar otra sanción energética contra Rusia ––la fijación de un tope al precio del petróleo ruso––, siguiendo la estela de EEUU y del Grupo de las Siete grandes potencias occidentales. De momento, la UE ya ha sido golpeada de inmediato con una subida del precio del petróleo del 14%, que agravará la inflación y su debilidad económica, mientras Rusia continúa beneficiándose del alza de precio. El petróleo Brent había ido bajando en las últimas semanas ante la perspectiva de una recesión global hasta los 82,86 dólares el barril el 26 de septiembre, después de que la decisión de la UE de prohibir importar crudo ruso a partir del 5 de diciembre lo hubiera situado en junio por encima de los 123 dólares. Al anunciarse la nueva sanción, el Brent volvió a escalar hasta situarse por encima de los 92 dólares tras el acuerdo de los Veintisiete y antes de la reunión de la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP). Este 7 de octubre cotizaba a 95,2 dólares.

Reducir la producción

La inesperada decisión de la OPEP de reducir su producción diaria en 2 millones de barriles muestra la soledad de Occidente en su guerra económica contra Rusia y la negativa de la OPEP a perjudicar los intereses del Kremlin, pese a que los líderes de EEUU y la UE rindieron pleitesía a la brutal tiranía de Arabia Saudí. Tampoco está claro cómo sustituirá la UE los 2,7 millones de barriles diarios de crudo y derivados que aún compra a Rusia.

Los expertos y economistas coinciden en que el tope de precio al crudo ruso resultará muy difícil de aplicar, dada la habilidad operadores petrolíferos en sortear embargos y la escasa voluntad de sumarse a las sanciones occidentales de los compradores de crudo ruso de fuera de la UE, que ya se benefician de importantes descuentos rusos. La Comisión Europea ni siquiera ha sido capaz de supervisar el funcionamiento de su propio mercado de referencia del gas TTF holandés, donde la mera especulación financiera ha llevado los precios a cuotas astronómicas de más de 339 euros el megavatio/hora (MW/h) y donde el volumen del gas de las transacciones en los contratos es 100 veces superior al gas físico realmente suministrado.