Opinión | ANÁLISIS

Ascensores sociales

Las comunidades autónomas han emprendido una irresponsable subasta fiscal a la baja, que no tiene demasiado que ver con ayudar a los menos favorecidos y sí con los intereses electorales ante las elecciones de mayo

La presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso; el presidente de Andalucía, Juanma Moreno Bonilla y el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, en marzo pasado.

La presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso; el presidente de Andalucía, Juanma Moreno Bonilla y el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, en marzo pasado. / EFE

El PP actual mantiene con insistencia el tópico de que es bueno bajar impuestos, afirmación que se maneja acríticamente y sin considerar en absoluto si habrá suficientes recursos públicos para financiar las necesidades sociales que la ciudadanía reclama al Estado. A veces dice que donde mejor está el dinero es en el bolsillo de los ciudadanos, lo que equivale, por ejemplo, a debilitar o negar la sanidad y la educación públicas y dejarlas al albur del mercado.

Los análisis demoscópicos detectan que nuestros grandes servicios públicos, muy apreciados por la mayoría, presentan grandes deficiencias. La sanidad, en concreto, ha salido muy dañada de la pandemia, y hoy hay largas listas de espera en todas partes que amenazan la vida de los más desafortunados. Y sin embargo, las comunidades autónomas han emprendido una irresponsable subasta fiscal a la baja, que no tiene demasiado que ver con ayudar a los menos favorecidos (más del 90% de los contribuyentes se beneficiarán del recorte de Ximo Puig en Valencia, p. ej.) y sí con los intereses electorales ante las elecciones de mayo (la supresión del patrimonio por Moreno Bonilla es un regalo fiscal a los más pudientes)

Es, en definitiva, poco decente que las CCAA recorten los ingresos sin especificar qué gastos van a eliminar, ya que no decir nada sugiere que confían en que el Estado compensará el recorte (entre todos, pongamos por caso, financiaremos el regalo a los 20.000 ricos andaluces). Pero es también criticable que nuestros entes federados, las autonomías, renieguen de cualquier armonización porque el sistema fiscal no solo ha de servir para la redistribución vertical entre ricos y pobres sino también para la redistribución horizontal entre comunidades ricas y comunidades pobres.

Hay, pues, dos ascensores sociales que atender: el que garantice a todos los individuos igualdad de oportunidades, cualquiera que sea su posición social de partida, y el que eleve las comunidades autónomas deprimidas a medio/largo plazo, rescatándolas y mejorando su renta relativa. Si el sistema fiscal no sirve para ambas misiones es que no está bien concebido. Y que la España de las Autonomías es en la práctica un fracaso.