Opinión | FEMINICIDIOS

De luto en Escatrón

Cada día son más los soldados incivilizados y llenos de prejuicios que aceptan muy mal que una mujer quiera ser libre

Minuto de silencio por el asesinato de una mujer este fin de semana en Escatrón

Minuto de silencio por el asesinato de una mujer este fin de semana en Escatrón

Siempre somos las mismas y sino las mismas casi parecidas: con miedo, anuladas, esperanzadas y en ocasiones muertas. Se preguntarán que por qué escribo sobre nosotras y les respondería que no se me ocurre nada más leal sobre lo que escribir y nada más incierto que saber que muriendo, algo incuestionable, alguien hará por adelantar nuestra muerte con violencia, deshonra y duros tragos de dolor.

Escatrón se ha vestido de luto como antes lo hicieron cientos de localidades en toda España, porque referirme al mundo sería extraordinariamente ambiguo, por la simple razón que en muchas partes del mundo da igual que muera una mujer a manos de su marido, e incluso da igual que esa mujer sea violada hasta dejar de respirar o sea mancillada por el simple hecho de ser mujer.

Eso pensamos que pasa en el resto del mundo, pero aquí también pasa y cada día son más los soldados incivilizados y llenos de prejuicios que aceptan mal, muy mal que una mujer quiera ser libre y feliz y que quiera estar sola o sin ellos, que no acaban de entender que una mujer es el capricho más feliz de este universo, porque es el ser más bello y vulnerable.

Podemos entre todos intentar compartir y buscar razones para decir que una mujer es feminazi, cuando una mujer está en las antípodas del nazismo como estructura ideológica y de pensamiento y el feminismo es una lucha callada y sin violencia que nada tiene que ver con la atrocidad y el miedo. Pero eso poco importa, porque en estos tiempos funciona eso de juntar palabras para acusar y así justificar el maltrato que lleva hasta la muerte a las mujeres.

Escatrón es un pueblo pacífico, ubicado en la provincia de Zaragoza, al que viaja una mujer para descansar o soñar. O simplemente para pasar un día al lado de la gente que quiere y sabe escucharla. Sin embargo, ella desconoce las intenciones de ese que quiere acabar con su vida y ella es feliz pensando que atrás ha dejado un pasado convulso y lleno de cicatrices que ella no hizo, pero le hicieron, y con las que arrastra una vida que le queda por vivir, o eso espera.

Hay un rayo en el cielo, un dolor en su costado y un grito sordo que solo escucha ella, que es mujer, y volar es la única forma de escapar, porque escapar a veces es la única forma de vivir, aunque ahora ella esté muerta.

Maldito seas por robarle su vida y esperanza. Maldito seas por tantas horas de dolor y tanto delirio de hombre cuyo nombre no debiera ser el de hombre.