Opinión | IGUALDAD

Mujeres en el poder

Cuando una mujer pierde un puesto de poder, perdemos poder todas. Lo que no estoy tan segura es de si, cuando una mujer gana el poder, piensa también en todas las demás

Primera ministra británica, Liz Truss

Primera ministra británica, Liz Truss / Ian West/PA Wire/dpa

En estos días de análisis sobre la figura de Isabel II, se ha repetido mucho que es la última reina. La prevalencia del varón ha marcado siempre a la monarquía. La historia de las mujeres, como todas, está marcada por la clase. Y alcanzar el poder también está muy relacionado con la clase a la que se pertenece.

Al margen del apoyo o no a la monarquía, creo que es poco discutible que las mujeres de casas reales, a lo largo de los siglos, probaron en sus propias carnes el papel que la institución les adjudicó: esposas y madres. Demostrar su virginidad y cumplir con la reproducción era lo básico. Las que fallaron fueron apartadas, señaladas por no dar un sucesor varón y otras incluso torturadas en el parto, como María Isabel de Braganza.

Por eso, cuando alguna de ellas ha dejado de ser consorte, más allá de si tenían conciencia feminista, o de su función ejecutiva o simbólica, debieron vivir, al menos, la condescendencia paternalista. Supongo que habrán soportado más de una reunión donde el ahora llamado 'mansplaining' debía estar a la orden del día. Si no obedecían, cuántas otras sucesoras han sido tachadas de locas o han sufrido maltrato e infidelidades que silenciaron por estricto protocolo. Así, tantas acabaron deprimidas o enfermas (recordemos a Lady Di). Y, cuando ha interesado, se han potenciado los enfrentamientos entre mujeres con poder o bien se ha retratado en los medios su imagen como villanas (pensemos qué se ha dicho de Letizia Ortiz durante una buena etapa). Al fin y al cabo, la historia la contaron siempre ellos. 

Esta misma semana, Liz Truss llegaba a ser también primera ministra del Reino Unido. Se debatió sobre por qué el feminismo no celebraba que una ministra llegara al poder, por ser de derechas"

Esta misma semana, Liz Truss llegaba a ser también primera ministra del Reino Unido. Se debatió sobre por qué el feminismo no celebraba que una ministra llegara al poder, por ser de derechas. Por supuesto que su presencia es necesaria e inspiradora para otras mujeres, nadie lo niega. Por eso los relevos generacionales son importantes entre nosotras. Cuando una mujer pierde un puesto de poder, perdemos poder todas. Lo que no estoy tan segura es de si, cuando una mujer gana el poder, piensa también en todas las demás.