Opinión | PP

Feijóo: qué bien se está en casa

El líder del PP llegó a la conclusión a la que no supo llegar Casado: el poder orgánico y mediático no puede medirse con el poder institucional del que él mismo disfrutó y que ahora solo tienen sus compañeros de foto: Ayuso, Moreno, Mañueco…

Alberto Núñez Feijóo.

Alberto Núñez Feijóo. / EFE

Feijóo ya no se acordaba de lo que era conducir su coche por Galicia, seguramente habrá tenido que hacer un cursillo de actualización. Desde hace 30 años disfrutaba de sus vacaciones en coche oficial. Igual es por este motivo por el que no se ha movido de su tierra o quizás es porque fuera de Galicia se siente desprotegido, desubicado, sin ese entorno que lo aupó a lo más alto. Fuera de allí, lo desconocido, lo árido, lo incontrolable. Se ha quemado media España, pero el líder del PP no se ha movido de su entorno, algún contacto informativo y siempre rodeado de los suyos: desde Galicia liderando para toda España.

Con Rajoy, Feijóo era el anfitrión del acto popular de inicio del curso y ha pensado que para qué cambiar, dónde mejor que con el entorno que tan bien lo ha cuidado. Este sábado, también estuvo rodeado de los suyos, pero además, se desplazaron a su terreno de juego los principales presidentes autonómicos, todos ellos, con poder real: el que te da un presupuesto, un boletín oficial y por qué no decirlo, el coche que te lleva donde tú dispongas. Y posiblemente, fue hacia el acto de inicio de curso conduciendo su propio coche tras 30 años de coche oficial cuando llegó a la conclusión a la que no supo llegar Casado: el poder orgánico y mediático no puede medirse con el poder institucional del que él mismo disfrutó y que ahora solo tienen sus compañeros de foto: AyusoMorenoMañueco

Y esta conclusión es la que no le permite imponer un criterio homogéneo en el PP sobre ningún aspecto. Algo que explica la negativa de los populares al decreto energético que aprobó el Gobierno esta semana pasada, a pesar de que en julio Feijóo pidiera un plan de medidas energéticas, que incluyera el alumbrado público, por supuesto desde Galicia. Ayuso desde Madrid salió la primera, sin encomendarse a nadie a negarse a acatar la medida, como si ella fuera la dueña de los comercios de la Gran Vía, y ahí Feijóo ya no tenía poder de maniobra, no le quedaba otra que comerse su petición y plegarse a quien realmente ostenta el poder del coche oficial. En Galicia esto a él no le pasaba, quizás por ello este verano le ha costado salir de su guarida, como él mismo reconoció: qué bien se está en casa.