Opinión | VIENTO FRESCO

Dónde está el hielo

La respuesta antes era clara: en el congelador, hombre. Ahora nadie sabe dónde está. Donde hay

Los supermercados limitan venta de hielo.

Los supermercados limitan venta de hielo.

Antaño, cuando alguien en una fiesta preguntaba dónde está el hielo, lo mirábamos con guasa. Dónde va a estar: en el congelador. Ahora la pregunta es pertinente. Dónde está el hielo. Nadie lo sabe. No hay. Falta. En los supermercados escasea y las fábricas no dan abasto. En mi cafetería de cabecera me dicen que es pura especulación y que en Feria soltarán las bolsas a un precio más elevado y aquí paz y después gloria. Y dos cubitos. Al inicio de la crisis por lo de Ucrania y con la inflación, las fábricas ralentizaron su producción por los costes de envases, plásticos y transportes. No se notó. Pero ahora que la demanda es mayor, sí se nota. Y de notarse ha derivado en psicosis.

Como leemos que no hay hielo, bajamos a por hielo. Antes la gente decía, bajo a por tabaco. Y no volvía. Ahora se dice: bajo al súper. Y vuelves pero con treinta euros menos y solo cuatro cosas mal contadas. Surge un nuevo bajar: bajo a por hielo. Generalmente, quién oye tal cosa se queda frío, claro. Quien baja vuelve con las manos vacías. Y calientes. Los afortunados que consigan hielo lo van a disfrutar poco con el aire acondicionado a 27 grados, que es una calor importante.

Claro que visto como se están poniendo los precios, el lujo no es el hielo, es el whisky. O lo tomas caro a temperatura ambiente (garganta rajada) o lo tomas del barato con hielo (garganta rajada). La solución a lo mejor es dejar de tomar whisky, si bien el agua a temperatura ambiente en pleno agosto tampoco es que sea un manjar de héroes. Ni suaviza la garganta. El gin tónic no es consuelo: el hielo es uno de sus ingredientes imprescindibles. Puedes tomarlo sin un bonsái dentro pero no sin hielo.

Un poeta diría que el capitalismo tiene el corazón de hielo, pero la historia demuestra que la alternativa a tal sistema es a veces el hielo de Siberia.

Interesante el tiempo que vivimos: para romper el hielo con un desconocido en el ascensor bien se puede hablar de la falta de hielo.

Si escribes una columna sobre el hielo y te equivocas, estás practicando deporte: patinas sobre hielo.

Sin hielo, debemos congelar nuestras ganas de fiesta. Hay que tener el corazón frío y entender que todo esto pasará. No sabemos el qué, pero nada es para siempre. Ni siquiera los problemas elevados al cubo. Al cubito.