Opinión | EN CLAVE EUROPEA

Tormenta en el Parlamento Europeo

La reputación de la única institución de la UE elegida por los ciudadanos se ve golpeada por la presión conservadora para designar como nuevo secretario general a Alessandro Chiocchetti, aliado de Berlusconi

El Parlamento Europeo decidirá definitivamente en julio

El Parlamento Europeo decidirá definitivamente en julio / UE

La reputación y credibilidad del Parlamento Europeo está en peligro por los pactos entre bastidores y el mercadeo entre los grupos parlamentarios para la designación del todopoderoso puesto de nuevo secretario general de la institución, que los populares quieren conservar.

La elección del nuevo secretario general del Parlamento Europeo para sustituir al conservador alemán Klaus Welle ha desencadenado una tormenta política, que amenaza con dañar gravemente la reputación de la única institución de la Unión Europea (UE) elegida directamente por los ciudadanos. El Partido Popular Europeo (PPE), tras colocar a la antiabortista Roberta Metsola en la presidencia del Parlamento Europeo, maniobra ahora para colocar en el todopoderoso puesto de secretario general a Alessandro Chiocchetti, que fue estrecho colaborador del único eurodiputado condenado por su asociación con la mafia siciliana, Marcello Dell’Utri, ex mano derecha de Silvio Berlusconi. Chiocchetti es el jefe de gabinete de la presidenta de la Eurocámara y es otro hombre de Berlusconi.

Desde que el bávaro Manfred Weber lidera a los populares europeos, el grupo se ha escorado hacia posiciones cada vez más ultraconservadoras. Weber parece seguir la máxima de Franz Josef Strauss, el histórico dirigente de su partido, la Unión Social Cristiana de Baviera (CSU): “Nada a mi derecha”. Los 13 años que Welle lleva al frente de la secretaría general han sido clave para que el PPE pudiera extender su poder por todos los niveles de la institución.

Mercadeo de puestos

Weber logró colocar como presidenta del Parlamento Europeo a Metsola mediante un mercadeo de puestos con los otros grupos parlamentarios, pese a que la conservadora maltesa rechaza uno de los derechos que la mayoría de los europeos consideran fundamentales: el aborto. Los Verdes, que se negaron a participar en la venta de principios a cambio de puestos, fueron castigados por el PPE y perdieron una vicepresidencia de la Eurocámara, que los populares regalaron con sus votos a los euroescépticos. La retirada de Welle fue una de las exigencias de los socialistas para tragar con la elección de Metsola.

Ahora Weber intenta repetir la maniobra para colocar a Ciocchetti al frente de la secretaria general mediante la rebaja de los requisitos requeridos para acceder a ese puesto, una promoción acelerada para elevar la categoría de su candidato y la creación de una nueva dirección general para distribuir nuevos cargos entre los grupos políticos. Socialistas y Verdes se han mostrado muy críticos con ese pacto entre bastidores.

El nombramiento del secretario general es adoptado por mayoría por la Mesa del Parlamento Europeo, que está formada por la presidenta (PPE) y los 14 vicepresidentes (5 socialistas, 3 PPE, 3 liberales, un Verde, uno de La Izquierda y un euroescéptico). Para facilitar el nombramiento de Chiocchetti, el 4 de julio se aprobó de forma apresurada una ficha de puesto a cubrir minimalista, dejándola en una mero formalismo de media página en comparación con anteriores relevos, sin detallar ninguna competencia requerida, pese a que el puesto requiere gestionar 8.000 funcionarios y un presupuesto anual de 2.000 millones de euros. El grado requerido para acceder al puesto, tradicionalmente el máximo de la administración europea (AD16) ha sido rebajado a AD15 para que sea accesible a Chiocchetti tras su promoción exprés de mayo.

Formas de "convencer"

El PPE cuenta con la complicidad del líder de los liberales, Stéphane Séjourné, colaborador del presidente francés, Emmanuel Macron, a cambio de algunos puestos importantes y la compra de un nuevo edificio para la Eurocámara en Estrasburgo para reforzar su papel como sede parlamentaria ante las reiteradas ofensivas para concentrar toda la actividad parlamentaria en Bruselas.

Para convencer a La Izquierda, se ha creado una nueva dirección general en la Eurocámara (la 13) dedicada a las relaciones con las democracias parlamentarias, que así podría tener por primera vez un puesto de director general ocupado por un funcionario del grupo. La Izquierda negó en un comunicado del 19 de julio que hubiera adoptado ya una posición, pero admitió que respaldaba la reducción del grado requerido y la creación de la nueva dirección general.

Heidi Hautala, vicepresidenta verde de la Eurocámara, reprochó en una carta abierta a la presidenta Metsola que esas maniobras dañan la dignidad, la integridad y la transparencia de la institución. La destacada eurodiputada liberal Sophie in ‘t Veld en otra carta abierta también criticó que se está dañando la reputación del Parlamento Europeo con el pacto para promover a “un candidato del PPE totalmente inadecuado”. Asimismo, los sindicatos de funcionarios han denunciado que ese pacto reducirá la credibilidad, integridad y la reputación de la institución al nivel de "basura".