El tren: una oportunidad

Los impuestos a las energéticas y a la banca anunciados por Pedro Sánchez reconectan el gobierno progresista con sus electores. Son medidas necesarias, ideológicamente obligadas. Pero de todas las propuestas, la que supone un bálsamo palpable para el bolsillo de muchos es la gratuidad de los trayectos en tren de Cercanías, Rodalies y Media Distancia. Sin duda, serán los estudiantes y los trabajadores los que más se beneficiarán de la bonificación. Muchos de ellos, expulsados de las grandes ciudades por el precio de la vivienda. Una medida social que puede convertirse en todo un experimento de cara al futuro. 

¿La gratuidad comporta riesgos? Es evidente que puede suponer un incremento de usuarios. Personas que abandonen el autobús para pasar al ferrocarril. Pero la gran oportunidad es que la medida se traduzca en un descenso del uso del automóvil. Las ventajas serían evidentes: reducción de la factura energética (privada y colectiva) y disminución de atascos y de emisiones tóxicas. Una mejora del medio ambiente y una renovada apuesta por el transporte público. Saldrá bien si el servicio está a la altura y no se convierte en un infierno. Entonces, se habrá logrado convertir el problema en una oportunidad.