Opinión | DISPUTAS

Sin juegos Olímpicos y con gran polémica

La falta de entendimiento entre Aragón y Cataluña ha dejado a España sin otra posible celebración olímpica y ha perjudicado la imagen del país

El presidente del COE, Alejandro Blanco, en la rueda de prensa en la que anunció que el COE no presentaría ninguna candidatura española a los Juegos de invierno de 2030.

El presidente del COE, Alejandro Blanco, en la rueda de prensa en la que anunció que el COE no presentaría ninguna candidatura española a los Juegos de invierno de 2030. / Irina R. Hipolito / Europa Press

Los Pirineos no serán escenario de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2030 por la imposibilidad de acordar un proyecto conjunto de las dos comunidades que habían planeado ir unidas, Cataluña y Aragón. La discordia está repleta de sombras ya que, frente a la primera versión de que el presidente aragonés había roto la baraja, hay otras aportadas por uno de los técnicos que representaban a la candidatura aragonesa, según la cual el Comité Olímpico Español (COE), el mismo día en que concluía el plazo, presentó a los aragoneses a modo de ultimátum una propuesta catalana que rechazaba todos los planteamientos hechos hasta ese momento por la comisión técnica: Aragón quedaba únicamente con las modalidades de esquí de fondo y biatlón y se le negaban las pruebas de curling, patinaje artístico y velocidad sobre hielo en pistas corta y larga. Dicho técnico ha acusado también al presidente del COE, Alejandro Blanco, de haber falseado la realidad de las negociaciones ante la opinión pública. Lambán, por su parte, atribuía mala fe al baloncestista catalán Gasol, quien lo culpaba del naufragio, en unos audios que tampoco dejaban en muy buen lugar al presidente de Aragón. Como le sucede igualmente a Blanco.

El ministro de Cultura y Deporte, el catalán Iceta, no ha intervenido en el asunto porque en España el titular del ramo no es presidente del deporte olímpico como ocurre en otros países como China, de forma que el Ejecutivo se limita a dar su aval a las decisiones del COE y, por supuesto, a proporcionarle después soporte y apoyo para gestionar las candidaturas. Sin embargo, el Gobierno sí tiene funciones de tutela sobre el COE, por lo que, ante la disparidad de versiones, lo sensato sería abrir una investigación sobre lo ocurrido.

Pero más allá de estas polémicas, la consecuencia más obvia del fracaso es que se ha perdido una oportunidad de oro porque, como recordaba Iceta, la "gran baza" de la candidatura conjunta era que competía contra otras sedes, como Salt Lake City, Sapporo y Vancouver, que ya han albergado juegos, "y el Comité Olímpico Internacional estaba interesado en que hubiera nuevas candidaturas". Resulta inconcebible que se haya dejado pasar ese tren por una rivalidad absurda. No hace falta describir el quebranto económico que supone la no celebración de unos juegos olímpicos de invierno en autonomías en que una parte significativa de su PIB proviene de los deportes blancos y del turismo que generan. Al margen de la mala imagen que trasmite con estas torpezas un país que exhibe poco sentido de la deportividad.

 El ministerio de Iceta, como responsable tutor del COE, debe investigar lo sucedido entre Lambán y Blanco

El presidente del COE no descarta que la candidatura pueda reconstruirse de cara a los siguientes juegos, los del 2034. En todo caso, a 30 años de los Juegos de Barcelona sin que haya fructificado ninguna de las doce intentonas realizadas, es inquietante haber perdido una ocasión magnífica por los roces de dos autonomías vecinas.

TEMAS