Opinión | GUERRA EN UCRANIA

Efemérides coincidentes, situaciones adversas

El Día de Europa y el Día de la Victoria se celebran este 9 de mayo

Imagen del presidente de Rusia el pasado mes de abril, en una visita realizada junto al presidente de Bielorrusia al Cosmódromo Vostochni, una base espacialrusa ubicada en el óblast de Amur (Siberia).

Imagen del presidente de Rusia el pasado mes de abril, en una visita realizada junto al presidente de Bielorrusia al Cosmódromo Vostochni, una base espacialrusa ubicada en el óblast de Amur (Siberia). / Sputnik/Evgeny Biyatov/Kremlin

Hay momentos en la Historia, y este es uno de ellos, en los que las efemérides coincidentes en distintos espacios adquieren un significado extraño. La Unión Europea, como comunidad de naciones que aspiran a un ámbito común de libertades en regímenes democráticos, celebra su Día de Europa, en medio de un continente aquejado por una guerra inconcebible en su este, en Ucrania “tierra de frontera”.

Dice la web oficial la UE que el Día de Europa, cada 9 de mayo, “celebramos la paz y la unidad”. Esta fecha es el aniversario de la histórica “Declaración Schuman” (1950), en la que este ministro francés de Asuntos Exteriores expuso su idea de una nueva forma de cooperación política que haría inconcebible la guerra entre naciones europeas. Se proclama que 2022 será el Año Europeo de la Juventud y el Futuro. Pero negras sombras se ciernen sobre ese deseo y es más necesario que nunca despejarlas para que los jóvenes de hoy tengan ese futuro anhelado mañana.

Deshecho el bloque soviético hace ya 33 años muchos de los territorios (hasta diez) de aquella órbita, que marcó la vida del mundo durante más de cuatro décadas en gobiernos opuestos a uno y otro lado del “telón de acero”, decidieron sumarse al proyecto europeo. Ahora la UE está formada por 27 estados con distintas apetencias y realidades, pero bajo un mismo “paraguas protector” al que aspiran otros.

Por su parte Rusia, madre patria de la perdida URSS, siguió un camino que derivó en una democracia sui generis, autocrática y descontenta con lo que percibe como poco influyente, añorando el tiempo expansivo en el que sus solas siglas infundían temor o aspirando a recobrar el mitificado imperio de los zares. No se valoró con la suficiente antelación la frustración rusa o los signos dados (Georgia, Chechenia o el Kiguizistan) se menospreciaron hasta la intervención en Crimea y el Donbass (2014), antecedente de la actual invasión de Ucrania que desde el pasado 24 de febrero tiene al mundo en vilo, haciendo encajes de bolillos para ayudar a la población sufridora intentando conjurar el peligro de caer en un conflicto bélico global que conduciría al abismo.

La UE, que superó crisis económicas graves incluyendo guerras fratricidas en los Balcanes, llegadas masivas de inmigrantes y hasta el divorcio interno llamado Brexit, se enfrenta ahora a otro peligro mayor."

La UE, que superó crisis económicas graves incluyendo guerras fratricidas en los Balcanes, llegadas masivas de inmigrantes y hasta el divorcio interno llamado Brexit, se enfrenta ahora a otro peligro mayor. Hasta la fecha la unidad exhibida ha fortalecido la marca UE, incluso rehaciendo los puentes de entendimiento con USA, un tanto debilitados bajo el trumpismo. Pero el deterioro económico de esta guerra puede hacer mella en los países de la Europa de la unión donde el malestar ciudadano, por propia democracia, cuenta más que en la Rusia atacante.

Así las cosas llega la simbólica fecha del 9 de mayo que para la UE es una celebración de su hechura desde hace medio siglo. Sonará la “oda a la alegría” de Beethoven (oficial desde 1985) y ondeará la bandera azul con las doce estrellas doradas. Se programarán actos para afianzar la confianza en la unidad y se lanzarán mensajes de futuro en medio de este presente incierto.

Viene haciéndose eco la prensa de que el presidente ruso necesita presentar la victoria total sobre Ucrania, o parcial vestida de total, para dar a los suyos refuerzo al orgullo herido y sentido a la invasión. Festejará Moscú al parecer, como cada año, el Día de la Victoria en la Gran Guerra Patria – título allí de la Segunda Guerra Mundial. Fue el 9 de mayo de 1945, según hora de Moscú, cuando se firmó en Berlín la capitulación nazi ante las tropas soviéticas entre el mariscal vencido Wilhelm Keitel y el laureado vencedor Gueorgui Zhúkov. El aparato de propaganda de Stalin hizo de aquel el “Día de la Victoria” sobre los nazis fin de una guerra en la que murieron muchos millones de rusos. Desde entonces el coco por antonomasia al que se recurre ideológicamente es acusar a quien no se pliegue de nazi y de ahí la campaña de “desnazificar” el suelo ucraniano, reclamado como origen histórico de la Gran Rusia.

En cambio, no fue hasta hace muy poco cuando se conocieron íntegras las cláusulas del vergonzante pacto Ribbentrop-Mólotov (1939) sellado en el Kremlin entre los gobiernos de Hitler y Stalin para, entre otras cosas, repartirse varios países (no solo Polonia). Hace apenas tres años, 2019, los documentos originales del pacto fueron expuestos en una muestra inaugurada por el ministro de Asuntos Exteriores Sergei Lavrov, justificando aquel hecho en la protección patria, antes de que, en 1941, la guerra los enfrentase a muerte. En el revoltijo histórico mezclado con el presente, Rusia plantea organizar el desfile del 9 de mayo como una nueva victoria con aparato militar masivo y aviones formando la Z que desde el 24 de febrero exhiben los vehículos atacantes y son “un símbolo muy presente en el espacio público en Rusia: desde coches hasta en el esmalte de uñas”. Veremos qué sucede.

La UE ha despertado el objetivo de la defensa común, impulsando la Política Europea de Seguridad y Defensa. En el trasfondo subyace que no basta la OTAN"

Así las cosas, la UE ha despertado el objetivo de la defensa común, impulsando la Política Europea de Seguridad y Defensa. En el trasfondo subyace que no basta la OTAN (1949), entre cuyos 30 países firmantes están buena parte de los de la UE, sino que es preciso que Europa sea capaz de dotarse de más protección por sí misma. Aunque acelerado por el curso de la guerra ucraniana el debate sobre el ejército europeo no es nuevo; hubo antecedentes en los años 50 apenas en germen la actual UE, pero renació cuando “en marzo de 2015 el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, defendió la necesidad de un ejército europeo (sin mencionarlo) ‘para fortalecer la posición europea en el escenario mundial, especialmente ante Rusia’”. Entonces se vio como “una entelequia inalcanzable a corto y medio plazo” hoy no parece serlo tanto.

Confiados en la paz mundial y en que el uso de la fuerza militar era cosa del pasado, la UE se ha dedicado a usar sus recursos en el crecimiento y desarrollo económico y social. Pero la “euforia democrático-liberal” posterior a la caída del Muro de Berlín ha saltado por los aires tras esta guerra en suelo europeo. Parece que no quedará más remedio que avanzar, limando las diferencias de los socios, hacía una UE más cohesionada también en este aspecto, el siempre controvertido de la defensa.

Volvamos al principio. Contra la muerte y barbarie que provocan la guerra, contra sus tambores, el ruido de las armas reales o el silbido de los misiles que sepultan vidas, el 9 de mayo es el Día de Europa como proyecto de paz que debe ser valorado y ensalzado para un futuro deseable. Ojalá la “oda a la alegría” venza al llanto de angustia.