Opinión | CORONAVIRUS

Un virus respiratorio más

La responsabilidad individual será clave para seguir protegiéndonos frente al covid cuando las mascarillas en los espacios cerrados dejen de ser obligatorias

¿Cuándo nos quitaremos las mascarillas en interiores? Esto dicen los expertos

¿Cuándo nos quitaremos las mascarillas en interiores? Esto dicen los expertos

Las mascarillas en interiores dejarán de ser obligatorias a partir del 20 de abril, aunque habrá determinadas situaciones en las que la protección seguirá siendo necesaria, como el transporte público y los centros de salud. La ministra de Sanidad, Carolina Darias, ha dejado en manos de las empresas determinar si hay que llevarla y cómo en los centros de trabajo

La desaparición de las mascarillas en los espacios cerrados es el siguiente paso en la evolución de la pandemia, después de haber eliminado la cuarentena en los contactos estrechos de positivos y dejar de contarse los casos de infección uno por uno. También tras determinar que los contagios confirmados, leves o asintomáticos, no deben guardar aislamiento como en fases anteriores. Sucesivamente, hemos entrado en la llamada estrategia de “gripalización” de la pandemia de COVID-19, que será considerada como “un virus respiratorio más”.

La Comisión de Salud Pública del Ministerio de Sanidad aprobó hace unas semanas el nuevo protocolo en virtud de la elevada cobertura vacunal de la población, de la inmunidad adquirida por quienes se han contagiado, la menor gravedad de la variante ómicron y de los datos positivos del descenso de la ocupación hospitalaria. 

El fin de la mascarilla en interiores provoca opiniones encontradas

/ Vídeo: AGENCIA ATLAS Foto: Agencias

Aun así, no puede afirmarse con rotundidad que la pandemia sea una cosa del pasado, porque es evidente que sigue presente, como así ha advertido recientemente la Organización Mundial de la Salud (OMS), recordando el auge de casos a nivel mundial, las elevadas tasas de mortalidad en determinados países y el riesgo permanente del surgimiento de nuevas variantes mientras no exista una cobertura planetaria de las vacunas. 

Al mismo tiempo, las medidas de relajación, mientras la incidencia se ha estancado en unos 400 casos por cada 100.000 habitantes, han recibido críticas de algunos expertos, que ven prematura la “gripalización”, temerosos de que el fin del aislamiento de los casos positivos genere un repunte de las cifras generales, como ha ocurrido en países que las han implantado con anterioridad.

Se instala la percepción social de que la pandemia está superada, pero la OMS advierte de que el virus sigue presente

Aunque la población en general ya no está obligada a efectuar pruebas diagnósticas, es conveniente que los individuos afectados por el virus mantengan las mismas precauciones sanitarias que en el caso de en otras enfermedades parecidas, como la reducción de la interacción social, el uso de la mascarilla hasta que remitan los síntomas y la ausencia de contacto con personas vulnerables. En el caso de la gente mayor, enfermos graves o mujeres embarazadas, el protocolo se relaja, pero se mantienen las pruebas y, aunque sea de menos días, el obligado aislamiento, de manera especial en las residencias de ancianos y en entornos hospitalarios.

Muchas comunidades avalan el momento elegido para relajar el uso de las mascarillas -una vez concluida la Semana Santa, periodo de intensa interacción social- al poder evaluar el efecto que ha tenido el fin de los aislamientos de los casos positivos. La sociedad necesita recuperar el pulso económico y la vida social, rescatar antiguos rituales olvidados de la vida cotidiana. Pero ser también conscientes de que la responsabilidad individual es esencial para regresar a la normalidad sin escatimar en prevención ni dejar de protegernos frente al virus.