Opinión | ANÁLISIS

Bildu o Vox

El verdadero dilema que tienen los dirigentes políticos de este país es apoyarse en los partidos de centro o en los partidos de los extremos

Feijóo habla con Sánchez.

Feijóo habla con Sánchez. / David Mudarra

La alternativa política de España para los próximos tiempos ha quedado reducida al socio necesario para alcanzar la mayoría absoluta. En el lado de la izquierda, según todas las encuestas, sería necesario que el PSOE uniera todos los partidos políticos a su izquierda, más todos los nacionalistas, incluyendo a Bildu, una coalición de partidos que incluye a los herederos políticos de ETA. En el lado de la derecha, el PP necesitaría como mínimo a Vox, un partido de extrema derecha populista y reaccionaria que ha venido a derogar todas las legislaciones que impulsan la igualdad sin importar, sexo, condición sexual, raza...

¿Cuál es la alternativa que está dispuesta a asumir este país y el coste que los ciudadanos estamos dispuestos a pagar? Porque ahora mismo es el dilema electoral al que se va a enfrentar España. El debate no es menor porque, a pesar de que ambos partidos son legales constitucionalmente hablando, ambos arrastran a nuestras instituciones a los límites de la ética.

La izquierda abertzale

En el caso de Bildu, la cosa es bien clara. Todavía el partido no se ha pronunciado oficialmente sobre la sinrazón de todas las personas que asesinaron a sangre fría. Es cierto que algunos miembros a título personal lo han hecho, y también que hay un giro estratégico en su acción política e institucional hacia el eje ideológico en detrimento del eje identitario.

Pero el recuerdo y homenaje a las víctimas no nos puede hacer olvidar que dentro de la democracia no puede haber ni un pero hacia la condena de la violencia, de los asesinatos y del terrorismo. Otro de los aspectos que pesan todavía sobre su partido es el liderazgo de Arnaldo Otegi; seguramente, uno de mayores artífices del fin de la banda terrorista, pero también un condenado por terrorismo cuya reconversión no borra todas sus atrocidades previas.

La extrema derecha

En el caso de Vox, la cosa es bien clara. La nostalgia de naftalina que impregna todo su ideario no deja lugar a dudas. Por primera vez tenemos un partido que ha salido del armario del franquismo con orgullo y con voluntad de ejercer una revisión histórica de lo que sucedió en España desde el golpe de Estado. Son tantas las muestras, que mencionaré las últimas: la exaltada reacción de los de Santiago Abascal a la mención de Gernika por parte de Zelenski, incapaces de reconocer, como hace el resto del mundo, un icono de la barbarie de la guerra contra civiles.

O el eurodiputado que en la Cámara hizo el saludo fascista y por lo que fue multado… Estas cosas en Europa se las toman en serio. Y a partir del ideario falangista versión siglo XXI, todas las derivas y actualizaciones de la ley de vagos y maleantes o del papel de la mujer en su modelo social.

El regla del más votado

Gobernar con B o con V es el dilema del prisionero de la política española si uno deja al margen que hay una alternativa, que PSOE y PP decidan realizar un pacto no escrito de la regla del más votado… pero no cuando me conviene solo a mí, sino a los dos. Y que permita investiduras de gobierno al que obtenga más escaños y se juegue a eso de la geometría variable y el consenso con fuerte voluntad de diálogo.

Porque ese es el verdadero dilema que tienen los dirigentes políticos de este país: o apoyarse en los partidos de centro o en los partidos de los extremos. Y esta es la dicotomía real que podrían estar valorando Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo tras su encuentro. Ambos se escudan en la irresponsabilidad del otro para asegurar que no tienen otra alternativa que apoyarse en Bildu o Vox, respectivamente, cuando lo necesitan.

Seguramente, usted que está leyendo el artículo sepa perfectamente cuál es su predilección, si Bildu, Vox o la regla del más votado. Seguramente, si usted vota a Vox o a Bildu, considere que este artículo está comparando dos partidos absolutamente incomparables por sus diferencias siderales. Seguramente, si usted no sabe qué votará todavía, en el cálculo pueda estar con quien pactará cada uno para declinar su voto. Seguramente, según sea de izquierdas o de derechas, diga que el PSOE ya gobierna con Bildu y que el PP ya gobierna con Vox.

Yo solo pido que no secuestremos este debate de la esfera pública porque el futuro de nuestro país depende en gran medida de los acuerdos con dos partidos que tienen su pecado original en su fuerte vínculo político e ideológico en el pasado.