Opinión | CONGRESO PP

La hora de Feijóo, la hora de los pactos

El nuevo líder ha puesto los mimbres para alejar al partido de la hipérbole con la intención de recuperar al votante que se ha ido a la formación de Abascal

Alberto Núñez Feijóo tras su discurso en la segunda jornada del XX Congreso Nacional del PP.

Alberto Núñez Feijóo tras su discurso en la segunda jornada del XX Congreso Nacional del PP. / EFE/Julio Muñoz

El PP ya tiene un nuevo presidente. Y España cuenta con un nuevo líder de la oposición. La elección este sábado de Alberto Núñez Feijóo como nuevo jefe de los populares viene a poner fin a una crisis de tal beligerancia que dejó en shock al partido y llevó a la súbita defenestración de Pablo Casado. Ahora, con las heridas internas aparentemente restañadas y cerrado el paréntesis que el liderazgo de Casado ha representado para los populares, el todavía presidente de Galicia aparentemente ha puesto los mimbres para centrar al PP, moderar su discurso, alejarlo de la hipérbole en la que había quedado atrapado y, sobre todo, frenar el avance de Vox y recuperar a los votantes que ya han optado, o se muestran dispuestos a optar, por Santiago Abascal.

El objetivo de Feijóo se podría resumir, por tanto, en su intención de recuperar el tono para recuperar después el poder en unas condiciones óptimas, que le liberen de tener que afrontar una coalición de gobierno con la ultraderecha. Una tarea que será ardua, porque el PP que hereda el presidente gallego siente en la nuca el aliento de Vox que, según algunos estudios demoscópicos, no estaría tan lejos de ‘sorpasarlo’. Ese PP, que parece haber recuperado la seguridad en sí mismo, confía en el poder casi taumatúrgico de Feijóo, que llega a la presidencia del partido con el bagaje político de cuatro mayorías absolutas consecutivas en Galicia. Repetir esa hazaña en la España de la fragmentación y la polarización políticas no le resultará fácil. Él, no obstante, se ha puesto como objetivo ganarle las elecciones a la izquierda y para lograrlo ha marcado algunas diferencias de forma y fondo con su antecesor.

Feijóo puede mostrar con la renovación del CGPJ hasta dónde llega su intención de pactar políticas de Estado

Las primeras se refieren a cómo actuará mientras esté en la oposición, periodo en el que promete hacer "todo lo posible para que España vaya mejor". Por ello tendió la mano al Gobierno para ayudar a resolver los graves problemas económicos y sociales que afectan a los españoles y para otros pactos de Estado. Pero para hacerlo tendrá que bregar con la madrileña Díaz Ayuso, empeñada en marcar una bronca oposición al presidente Pedro Sánchez.

La primera oportunidad de demostrar hasta dónde llega su intención de afrontar políticas de Estado la tendrá Feijóo en la votación en el Congreso del decreto de medidas urgentes para responder a las consecuencias de la guerra de Ucrania. Y quizás antes en su disposición a poner fin a la intolerable anomalía democrática que supone la no renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), cuyo mandato caducado hace más de tres años daña irremisiblemente la credibilidad de las instituciones. Urge la renovación del órgano de gobierno de los jueces, que no puede esperar ni un día más, como urge un mayor entendimiento de los dos principales partidos en asuntos cruciales, lo que apela también a la responsabilidad de Sánchez. El Gobierno confía en poder iniciar una interlocución institucional con Feijóo que permita alcanzar acuerdos en los grandes asuntos de Estado. Mientras, el presidente gallego ha dejado claro que cambiará por completo el tono y la manera de hacer oposición.

Urge un mayor entendimiento con el PSOEy eso apela a la responsabilidad de Pedro Sánchez

El presidente felicitó públicamente en Twitter al nuevo líder de los populares señalando que "en estos tiempos complejos, trabajar con unidad y responsabilidad por el bien común de la ciudadanía debe ser una prioridad de todos y todas". Sánchez recibirá este jueves en la Moncloa a Feijóo que, un día antes, será recibido en audiencia por Felipe VI en el Palacio de la Zarzuela . Si el político gallego quiere convertirse en el próximo inquilino de La Moncloa también deberá enfrentarse al reto interno de gestionar un partido dañado y amenazado electoralmente por la ultraderecha. Feijóo genera expectativas. Ahora le toca dejar certezas a propios y ajenos