Opinión | CRISIS EN EL PP

A Pablo Casado le sienta bien Pablo Coelho

El presidente del PP, Pablo Casado, durante una rueda de prensa en la sede del partido en julio de 2021, en Madrid.

El presidente del PP, Pablo Casado, durante una rueda de prensa en la sede del partido en julio de 2021, en Madrid. / EDUARDO PARRA / EUROPA PRESS

El todavía presidente del Partido Popular completaba siempre sus comparecencias con numerosas citas cultas, al mismo tiempo que se escondía en esa nueva barba para modelar la imagen de una alternativa seria de Estado. No sabemos si no leía con atención o en la construcción de sus discursos a veces contradictorios era cuando se producían las confusiones entre Camus y Cela o Maura y Alcalá-Zamora. No sería confesable que Pablo Casado se hubiera echado en los brazos de frases motivacionales y a la filosofía de bolsillo, pero de algún lugar ha sacado el empuje en las últimas horas para mantenerse firme ante el acoso y derribo más despiadado no solo de sus compañeros de partido sino de los medios de comunicación afines ideológicamente que han pasado a ejercer el activismo de la manera más descarnada.

Y cuando el martes por la noche todo parecía perdido para él, según un goteo de filtraciones interesadas, reaparece con sobriedad el miércoles por la mañana en el Congreso de los Diputados para por lo menos pronunciar su discurso de despedida, y lo abandona tal como se encontraba, casi solo, sin simular aquello que otros hubieran preferido. En ese momento, añadió a la empatía que sentimos por la víctima la verdad transparente en su comportamiento, llegó tarde, pero le elevó como líder creíble. Debió decidir como el gurú de la autoayuda que lo que ahoga a alguien no es caerse al río, sino mantenerse sumergido en él. Y desde la salida del plenario decidió resistir para forzar una salida digna de su partido.

Ante una reunión de más de cuatro horas con los líderes autonómicos consiguió llegar vivo hasta el congreso extraordinario de principios de abril, a cambio de no concurrir a la reelección. Nadie va a poder postularse como candidato a excepción de Núñez Feijóo, si quieren que él sea el nuevo presidente. El referente deseado desde la salida de Rajoy, en 2018, es un experto en minimizar los riesgos, como diría Coelho "escoger un camino significaba abandonar otros" y él quiere un camino expedito. Ya no tendrá que ser él el que tenga que decidir los pactos de los populares castellanoleoneses con Vox que sería una difícil entrada en juego, podrá ver desde Galicia el futuro judicial inmediato de la presidenta Ayuso, y aparta la imagen de quien acuchilló no puede ponerse la corona de rey.

Mientras en la mañana del jueves, Casado tuitea como presidente del partido reiterando el apoyo al Gobierno en la respuesta coordinada frente al ataque ruso a Ucrania, y fue imposible no esbozar una sonrisa, será un cadáver político pero queda un mes hasta el congreso nacional.