Opinión | Ruido político

Las otras batallas

A pesar del estruendo que generan sus broncas por el poder… la vida continúa

Dos sanitarios en un hospital de Barcelona.

Dos sanitarios en un hospital de Barcelona. / ISRAEL SANCHEZ

Creo que les hacemos demasiado caso. Ya sé que lo de ahora es tan goloso como sentarse con un cuenco gigante de palomitas a ver 'Karate a muerte en Bangkok'. Igual no es el mejor momento para recetar jarabe de alejamiento y recordarles que, demasiadas veces, su reino no es de nuestro mundo. Pero no deberíamos olvidar que a pesar de las 'performances' que nos regalan cada equis tiempo, ahora en Madrid, antes en Barcelona, Valladolid, Sevilla o donde sea… a pesar del estruendo que generan sus broncas por el poder… la vida continúa. Y existen otras batallas dignas de ser contadas.

Es el caso de la que libra desde hace una década Silvia Belda, de la UCI pediátrica del 12 de Octubre, para que los equipos ECMO estén distribuidos por más hospitales. Ni idea de qué son los ECMO, ¿verdad? Yo tampoco la tenía, hasta que la otra tarde nos explicaron cómo se ha conseguido salvar la vida de decenas de niños con estos equipos de intervención rápida, que permiten oxigenar y ventilar el flujo sanguíneo sin ayuda de los pulmones.

España imperfecta

Los grandes hospitales disponen de este servicio, pero muchos otros no, con lo cual se repite la cruel paradoja de que la vida, igual que el trabajo o los servicios, dependa del código postal. Es la España imperfecta. Por eso escuchar a Silvia y charlar con Elena, madre de uno de los niños a los que ella salvó cuando ya estaba desahuciado, fue un chute de alegría y el mejor antídoto contra la radiación de la bomba atómica que el Partido Popular había detonado unas horas antes. 

Hablar con alguien que salva niños mientras se multiplicaban los titulares sobre la madre de todas las batallas en la derecha española (no solo madrileña), tenía sabor a victoria; yo al menos lo disfruté así. Porque además, justo después de la doctora Belda, se asomó a 'La Ventana' la mejor fotógrafa de bebés del mundo, Mayte Cruz, una jienense afincada en Castellón capaz de aguantar hasta cinco horas a uno de esos seres diminutos recién llegados al club hasta capturar instantes que te reconcilian con la vida. Porque hay otros, sinceramente, que me asquean.