Opinión | Violencia machista

Víctimas sin empatía

El feminismo, una vez que las salva a través de leyes o recursos, no exige que se hagan de un 'club'

Hoy escribo sobre un tema que cada día me preguntan más personas: ¿por qué hay víctimas de violencia de género que no reconocen a otras víctimas? ¿Por qué no empatizan con ellas? Si de fondo hay razones personales, hay poco que hacer. Pero creo que esa falta de empatía se debe a algo básico: damos por hecho cosas que no son. Para empezar, las víctimas no tienen que ser santas ni buenas y eso no les niega su condición. Pero lo más importante es tener claro que las víctimas de violencia de género tampoco tienen que ser feministas. 

El feminismo, una vez que las salva a través de leyes o recursos, no exige que se hagan de un 'club'. Porque no todas llegan como víctimas por el mismo camino. Algunas llegan a través de asociaciones feministas donde piden ayuda y se conciencian, otras no. Algunas lo hacen en solitario. Otras llegan a casas de acogida y de recuperación, donde asumen que su realidad no es individual, sino colectiva. Que su experiencia no es única, sino que está conectada con otros casos, con una base común a pesar de las diferencias. Esas son las mujeres que hablan con otras, se fortalecen escuchando otras experiencias, las que no se juzgan entre ellas, las que se alegran si una compañera gana en los tribunales porque entienden que es un logro para todas, y las que apoyan a las que no ganan y son aún revictimizadas.

Por eso, en este trabajo, he recibido mensajes de más de una víctima (no feminista) pidiendo que no las compare con otras porque “yo yo yo yo”. Y supongo que, algunas veces, es una desesperación de supervivencia si están peleando en los tribunales. Pero, cuando ya hay sentencia a favor, desvelo que esa falta de feminismo las aleja de la verdad. Quizás es que cuando son supervivientes ya no se acuerdan de que fueron víctimas y huyen de ese pasado, pero ese “yo” hace que individualicen y deshumanicen a las que siguen esperando una respuesta. En resumen: no dejan de ser víctimas porque no tengan empatía, pero no podremos contar con ellas para ayudar a las demás.