Opinión | CHINA

Optimismo cultural

El presidente chino Xi Jinping.

El presidente chino Xi Jinping.

Cada año, el semanario británico The Economist elabora un informe sobre la democracia en el mundo. El reto de China es el título elegido para el de 2021. La República Popular lleva tres décadas creciendo a un ritmo tan vertiginoso que se ha convertido en la segunda superpotencia del mundo y, en diez años, muchos auguran que será la primera. Su presidente, Xi Jinping, lleva tiempo diciendo que están más cerca que nunca de alcanzar su “gran sueño”, eso que él llama el rejuvenecimiento nacional. En definitiva, recuperar el lugar que les corresponde en el mundo tras una época de humillaciones.

China tiene una particularidad interesante: su modelo económico avanza como una apisonadora empujada principalmente por el optimismo de su ciudadanía. Este país complejo encierra tantos mundos en su interior que todo lo que se dice tiene una parte de verdad, incluso lo bueno. Llevan tiempo experimentando la llegada de “la buena vida” con el crecimiento de la clase media y el optimismo que les impregna derriba lo que se les ponga por delante. Este estado emocional contrasta con su otra realidad. Según relata el informe y para sorpresa de nadie, no hay libertad de prensa, tampoco libertad de expresión ni mucho menos de Internet. Los derechos de propiedad no están garantizados. No hay sindicatos como los que conocemos, ni un poder judicial independiente. No se sabe lo que es la igualdad real ante la ley y el Estado tortura. Conocemos al menos un genocidio en marcha: el de la minoría Uigur; y una amenaza de invasión: la de Taiwan. La discrepancia que hubo en su día en Hong Kong ha sido aplastada por la vía de la fuerza. Nos escandalizamos de su capitalismo de Estado, su meritocracia autoritaria o la supremacía del Sistema sobre el interés de las personas, pero nada les va a parar. Se asoman con confianza al futuro, encarnando las ambiciones de una nación en ascenso y eso es complicado de frenar.

Cuentan que el museo de astronomía de Shanghái se ha hecho tan popular que hay que reservar las entradas con semanas. Las ganas de crecer, emprender y prosperar están siendo potenciadas por un desarrollo científico y tecnológico sin precedentes. El Estado ha invertido cantidades astronómicas en educación y digitalización para que sean los grandes símbolos del levantamiento de China. La nación parece unirse bajo un sentimiento que la hace invencible. Recuerda a la confianza que tenían las gentes norteamericanas en los años en los que querían llegar a la Luna. Y que de tanto querer, llegaron. ¿Qué fue de aquel optimismo? ¿Qué fue del nuestro?

Hemos sido el primer país europeo en recibir los fondos porque estamos cumpliendo con nuestros compromisos. Hay mucho de lo que sentirnos orgullosos"

El nuestro no está, pero se le espera. En España, tenemos los mejores datos de empleo de los últimos 25 años. Es el noveno mes consecutivo en el que aumenta la afiliación a la Seguridad Social, Bruselas revisa al alza el crecimiento de España y hasta el presidente del Eurogrupo alaba el plan de Recuperación de nuestro país, que ha conseguido aprobar una reforma laboral y subir el salario mínimo interprofesional en el mismo mes. Nos empieza a ir bien. Tenemos 140.000 millones de euros para transformarnos en clave digital, ecológica, feminista y territorial. Hemos sido el primer país europeo en recibir los fondos porque estamos cumpliendo con nuestros compromisos. Hay mucho de lo que sentirnos orgullosos. Si tan solo consiguiéramos tener un poco de ese optimismo cultural que mueve montañas, seríamos igualmente imparables.