Opinión | En clave europea

Gas, inflación y economía

Nuevas alzas del precio del gas en Europa, con su impacto directo en la tarifa eléctrica y la inflación, pueden frenar la recuperación y, pese a las promesas de Washington, no hay suministros alternativos suficientes para sustituir el gas ruso que importa la UE

Nord Stream 2

Nord Stream 2 / AFP

La inflación en la eurozona llegó en enero al 5,1% debido al encarecimiento del 28,6% de la energía. Sin la subida energética, la inflación se habría limitado al 2,6%, precisa Eurostat. Además de recortar el poder adquisitivo y disparar los costes empresariales, la fuerte alza del gas y la electricidad y en menor escala del petróleo frenan la recuperación económica, porque han desencadenado la subida de los tipos de interés a largo plazo, están encareciendo las emisiones de deuda y la inversión pública y están restringiendo la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE).

El precio del gas, y de rebote el de la electricidad, comenzó a dispararse en la Unión Europea (UE) al acercarse el verano de 2021, porque la Comisión Europea y los Veintisiete habían permitido que las compañías dejaran caer las reservas de gas bajo mínimos. Esa falta de reservas, sumada a la política de la Comisión Europea contra los contratos de suministro a largo plazo y a la reactivación, impulsaron el precio del gas en el mercado de referencia europeo TTF de Holanda al alza continuada desde los 16 euros/megavatio hora (MWh) del 1 de marzo a los 69,89 euros del 20 de septiembre.

La fórmula de cálculo del precio mayorista de la electricidad en la UE trasladó la subida del gas a la tarifa de la luz de empresas y hogares, que también comenzó a batir récords. La fórmula establece que la unidad más cara necesaria para completar la demanda diaria fija el precio, aunque su aportación sea marginal. El gas, que produce el 20% de la electricidad en la UE, es el que marca precio, aunque la luz haya sido producida mayoritariamente a un coste muy inferior por las energías renovables y nuclear. Además el precio del gas realmente pagado por las compañías europeas por el gas de Argelia y Rusia vía gaseoducto es cuatro veces inferior al del mercado de referencia, según los datos de la Comisión Europea.

Nord Stream 2

La finalización en septiembre del gaseoducto ruso Nord Stream 2, que amplía la capacidad de suministro a Alemania, podría haber ayudado a rebajar el precio del gas en el mercado europeo. Pero las presiones norteamericanas, los obstáculos del Gobierno alemán a autorizar su puesta en funcionamiento y su decisión del 16 de noviembre de suspender sine die el proceso de autorización empujaron aún más la escalada de precios. El anuncio de la suspensión subió de golpe un 7,9% el precio del gas hasta 88,5 euros/MWh.

La Comisión Europea y la UE acusan a Rusia de encarecer el precio por no exportar gas adicional más allá de sus contratos de suministro para estabilizar el mercado spot. La crítica ejemplifica el hábito de la UE de pensar que sus decisiones no tendrán consecuencias. Cualquier profesor de Económicas o Empresariales podría explicar que si un gobierno bloquea una inversión estratégica de una compañía -Nord Stream 2 para la rusa Gazprom- no puede esperar después que esa empresa acuda en su ayuda.

Los reiterados anuncios de EEUU desde noviembre de que Rusia iba a invadir Ucrania dispararon aún más el precio del gas en el mercado europeo, donde superó los 180 euros/MWh el 21 de diciembre. Una vez los operadores constataron que la anunciada invasión no se iba a producir en un futuro próximo, los precios cayeron hasta 70 euros, oscilando desde enero entre 96 y 74 euros/MWh, en función de las alertas militares de EEUU y las gestiones diplomáticas europeas.

A raíz de la preparación de sanciones contra Rusia, desde Washington y la Comisión Europea se insinúa la falacia de que la economía de la UE podría funcionar sin el gas ruso gracias a suministros alternativos. Desde hace dos décadas, un objetivo estratégico de EEUU es que la UE reduzca drásticamente la compra de gas ruso, aunque es mucho más barato que el gas licuado. Gracias al precio récord del gas en la UE por las tensiones en Ucrania, Europa se ha convertido desde diciembre en el principal mercado de exportación del gas natural licuado norteamericano. Pero la capacidad de EEUU de ampliar su volumen de gas para exportar es limitada.

Un estudio del think tank Bruegel concluye que no hay suministros alternativos suficientes para sustituir al gas ruso que importa la UE (41% del total) y que incluso la suspensión del suministro ruso por un periodo corto dispararía la luz a precios inasumibles y obligaría a recortar la producción industrial. Otro estudio del European Unión Institute for Security Studies advertía que era esencial para la UE asegurarse el suministro de gas de Rusia para evitar escaladas adicionales de precios.