Opinión | EL DESLIZ

Mejor si te contagias tú también

La legislatura avanza y Belarra plantea asuntos que interesan a la inmensa mayoría de los ciudadanos, pero no generan debate público

Ione Belarra e Irene Montero.

Ione Belarra e Irene Montero. / EP

Cuando los síntomas del niño y el autotest con las dos rayas certifican que hay Covid en casa y una semana de confinamiento por delante, visualizas una de esas grandes bolas de derribo atizándole a la frágil estructura de tu rutina cotidiana. La quinta llamada tras los avisos pertinentes al trabajo, al colegio, a la ludoteca, a las extraescolares y demás es para el teléfono oficial de información pediátrica sobre la pandemia. Como era de esperar, la hermana asintomática y negativa en la prueba de antígenos se debe quedar en casa porque aún no tiene la segunda dosis. "Usted como ya se ha puesto las tres vacunas puede hacer vida completamente normal", te dice el amable joven. "Defina completamente normal para una monoparental en la presente situación. Una jornada íntegra en régimen de teletrabajo, más el cuidado de un hijo enfermo, más el cuidado de una hija sana, más las cinco comidas de los dos, más las tareas online, más la compra, más la limpieza, menos el comedor escolar, menos el rato de deporte, menos el colegio, más el aburrimiento..." "Le vengo a decir que no necesita aislarse", corta mi interlocutor con deje de compasión en la voz. Aislarse, qué lujo, suena exótico. En esta sexta ola que, según dicen, se está batiendo en retirada, el mantra más escuchado en los entornos familiares es "mejor si te lo coges tú también, así al menos te dan la baja laboral y solo te queda cuidar a la prole". Contagio o desquicie, ese es el dilema. Estos días cumplimos dos años de pandemia que se han gestionado como buenamente se ha podido. Pero en la confianza, o bajo la premisa falsa, de que siempre habrá alguien en casa para velar por el enfermo. Una persona de profesión ‘sus labores’, como en los tiempos de antaño. Esa persona que solía ser una mujer se ha transformado, o mejor dicho desdoblado, en una trabajadora que con mucha suerte podrá teletrabajar, o contará con una pareja que pueda teletrabajar para atender a quienes no se encuentran bien, o están sanos pero reciben la orden de respetar una cuarentena en beneficio de comunidad. Esa persona va a pasar unos días infernales tratando de llegar a todo.

La ministra de Derechos Sociales Ione Belarra anunció la semana pasada la creación de un permiso de siete días retribuidos al cien por cien para el cuidado de descendientes, ascendientes o convivientes. Un balón de oxígeno para las familias que ya no resolverá las situaciones extremas generadas por la Covid-19, pero que servirá tanto para futuras crisis colectivas como para los desafíos cotidianos. Para que el bienestar de los vulnerables (niños, mayores, enfermos) no dependa del favor que nos quieran o puedan hacer, o vaya a cambio de las vacaciones. No se ha hablado casi nada de esta anhelada herramienta que servirá para que la conciliación sea algo más una quimera al alcance de algunos funcionarios, una medida realmente transformadora. Está dentro de una ley de la Familia que se ha de aprobar este año, que tampoco está copando los titulares entre las broncas políticas y las elecciones convocadas por tacticismo. Estamos muy a la cola de Europa en materia de protección a las familias, y no se ha mejorado nada en lo relativo a los núcleos de un solo progenitor. La legislatura avanza y Belarra plantea asuntos que interesan a la inmensa mayoría de los ciudadanos, pero no generan debate público. Qué gran desconexión entre nosotros y ellos. El ministerio de la líder de Podemos se apellida Agenda 2030, ojalá que el tema del cuidado protegido por ley no se vaya tan lejos.