Opinión | ELECCIONES EN CASTILLA Y LEÓN

Cuatro en raya o cuento de la lechera en Castilla y León

A priori, todo son beneficios para el PP castellano y estatal. Solo falta que los pronósticos se cumplan y que la dependencia de Ciudadanos en Castilla no sea sustituida por la dependencia de Vox

Mañueco rompe con Cs en Castilla y León y adelanta elecciones a 13 de febrero

Mañueco rompe con Cs en Castilla y León y adelanta elecciones a 13 de febrero / J. CASARES

Poco después de que el secretario general del PP, Teodoro García, afirmara que "vamos a ganar todas las elecciones generales que se convoquen a partir de ahora", el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, expulsaba por sorpresa -al menos para ellos- a Ciudadanos del Gobierno autonómico, argumentando que el partido naranja estaba preparando una moción de censura a la murciana con el PSOE y convocaba elecciones anticipadas para el 13 de febrero, contando con el pleno respaldo de Génova. Más allá de los previsibles beneficios para el PP castellano, que según las encuestas ganaría las elecciones de forma holgada e incluso podría obtener la mayoría absoluta, este es un movimiento que sobre todo ha de interpretarse en clave multinivel.  

Tras el enfrentamiento de Pablo Casado con Isabel Ayuso por la convocatoria del congreso regional y su reflejo en un cierto retroceso en los sondeos, una victoria del PP, siguiendo la estela iniciada en la Comunidad de Madrid, contribuiría a dibujar el escenario de que el nuevo ciclo electoral que justamente se inaugurará en estas elecciones es favorable al PP. Con estos comicios, además, se pretende asestar un estocada mortal a un Ciudadanos en horas bajas, que cada vez ve más amenazada su implantación territorial por las opas del PP, al tiempo que se dificulta la organización de candidaturas de la España Vaciada, aunque algunas de cuyas agrupaciones en la comunidad autónoma, como Soria ¡Ya!, ya hayan anunciado su intención de concurrir. Y, por último, la convocatoria evita la posibilidad de celebrar el congreso del PP madrileño a principios de año, tal y como pretendía la presidenta madrileña.

A priori, todo son beneficios para el PP castellano y estatal. Solo falta que los pronósticos se cumplan y que la dependencia de Ciudadanos en Castilla no sea sustituida por la dependencia de Vox. Porque aunque el PP sabe que, dado el actual sistema de partidos y ante el retroceso de Ciudadanos, solo podrá gobernar España con el concurso más o menos activo de Vox una cosa es llegar con la expectativa de verse poco condicionado y otra muy diferente evidenciando, ya de entrada, su sujeción