Opinión | REFORMA LABORAL

Porque es de justicia, "páguenles más"

Huelga de los trabajadores del metal en Cádiz.

Huelga de los trabajadores del metal en Cádiz. / Nacho Frade

Cuando aún resuenan los ecos del conflicto colectivo protagonizado por las y los trabajadores del metal de Cádiz, sería bueno recordar las palabras del presidente norteamericano, Joe Biden, como receta para los empresarios que dicen que no encuentran ni trabajadores ni trabajadoras para recoger sus cosechas o trabajar en los tajos: "Pay them more", páguenles más, pero no por capricho, sino porque es de justicia.

Ningún trabajador ni trabajadora secunda una huelga alegremente (una huelga que le cuesta dinero de su salario), si no es por un motivo más que justificado. Da la impresión de que hay algunos empresarios (no todos, afortunadamente) que están convencidos de que los trabajadores cobran más de lo que necesitan para vivir o que de el valor de su trabajo es menor por el simple de hecho de que son asalariados, como si ser asalariado, o temporero, signifique obligatoriamente percibir salarios más bajos o tener peores condiciones laborales.

En ocasiones, como la huelga del metal de Cádiz, se ven reflejadas las dos caras de la misma moneda: defensa de salarios decentes frente a alguna patronal que se niega a repartir la riqueza generada. Nunca hemos pedido la Luna; no pedimos nada que los empresarios no puedan asumir. ¿O es que alguien nos cree tan inconscientes como para querer llevar a las empresas a la quiebra con nuestras reivindicaciones y perder nuestros empleos? ¿Desde cuando pedir que se aplique el SMI aprobado, es decir, que se paguen 0,5 euros brutos más a la hora es una temeridad? No es de recibo pedir hoy contención salarial cuando asistimos a un claro crecimiento económico. Ahora toca recuperar el poder adquisitivo. Hay que recordar que, en los últimos 11 años, los salarios de las y los trabajadores han perdido un 6,2% de poder de compra. Los empresarios saben que cuando una empresa va mal, los sindicatos somos los primeros en autoexigirnos moderación o en apoyar las solicitudes de ayudas para empresas o sectores que atraviesan dificultades. Por eso hemos apoyado los 40.000 millones de euros en recursos públicos que han recibido los empresarios durante la pandemia para sostener empresas y empleo a través de los ertes.

La reforma laboral de PP ha hecho mucho daño a la clase trabajadora. Empobrecer los salarios, abaratar el despido, incrementar la temporalidad, precarizar las condiciones laborales, dar todo el poder a los empresarios para hacer y deshacer, rompiendo el equilibrio negociador que venía practicándose desde principios de la democracia, son el triste bagaje de una reforma impuesta por la derecha política, económica y mediática para la que no se buscaron consensos, ni siquiera se fingió un simulacro de negociación, como en otras ocasiones. Se alardeó en Europa de la dureza de la reforma, se impuso sin contar con la otra parte de la balanza porque la parte empresarial no reclamó consenso entonces, y mucho menos negociación. En UGT llevamos más de 40 años de sindicalismo democrático, más de 40 años practicando el diálogo, la negociación y la concertación. Pero también, y cuando ha sido necesario, cuarenta años de lucha y movilización.

Y es ahora que estamos negociando su derogación cuando quienes callaron entonces piden públicamente diálogo, piden ahora alcanzar consenso para poder derogar, incluso hablan de “reforma ideológica”. Derogarla es ideológico, imponerla no. Peor que el silencio de entonces es el doble juego de ahora, esa estrategia de pedir el consenso cuando supuestamente nos perjudica, pero no cuando nos beneficia, de no asumir que quizá la otra parte, la de las y los trabajadores, ha podido llevar razón todos estos años.

Por eso en UGT FICA estamos preparados para la movilización. La CEOE tiene que retirar su provocadora contrapropuesta de reforma laboral. No vamos a permitir, a estas alturas de la negociación, que pongan más palos en las ruedas. Si la patronal se echa al monte, desde ahora les advertimos de que nos van a encontrar, como en el conflicto de Cádiz.

Por eso, cuando se quejan de que no encuentra trabajadores para sus empleos, cuando se quejan de que los parados no quieren trabajar… les digo: ¡páguenles más! No hay otra fórmula: ofrezcan salarios y condiciones dignas. Porque si hay un trabajo digno, encontrarán un trabajador. Se acabó el seguir patrocinando al “trabajador pobre”; así no podemos continuar.