Opinión | CULTURA E IGUALDAD

J. K. Rowling o la coherencia feminista

No está de moda entre la nueva progresía ni defender a las mujeres -hembras de sexo femenino-, ni, mucho menos, decirlo en público

JK Rowling

JK Rowling

«Tres transactivistas publican una foto en la puerta de la casa de J. K. Rowling, a raíz de lo cual recibe amenazas de muerte»; «El servicio público de salud trata como transgénero a las niñas a las que no les gustan las muñecas» y «Los premios Brit Awards eliminan las categorías femenina y masculina para ser lo más inclusivos posibles». Los tres titulares de estas noticias se publicaron en la misma doble página del diario Telegraph, el pasado 23 de noviembre. ¿Cuál es el nexo de unión para que se publiquen juntas? El borrado de las mujeres.

Centrémonos en la primera.

El día antes, en el Twitter de J. K. Rowling, podíamos leer: «He recibido tantas amenazas de muerte que podría empapelar la casa con ellas y no he dejado de hablar».

¿J. K. Rowling, amenazada de muerte? ¿Quieren que se calle la escritora británica con más de 500 millones de libros vendidos? ¿La autora de la conocida saga Harry Potter? ¿Qué habría hecho o dicho para ser amenazada de muerte?

Días antes se había sabido que no la habían invitado a la celebración del 20º aniversario del estreno de la primera película de Harry Potter. ¿El motivo para eliminarla? El transactivismo la tiene en el punto de mira por unas declaraciones que hizo en 2019.

En aquel entonces, J.K. Rowling, feminista radical, tras conocer el despido de Maya Forstater por decir que un hombre era un hombre, no dudó en tuitear: «Vístete como quieras. Llámate como quieras. Duerme con el adulto que tengas al lado. Vive la vida lo mejor que puedas en paz y seguridad. Pero, ¿despedir a una mujer de su trabajo por afirmar que el sexo es real?».

Tras la avalancha de insultos recibidos, J. K. Rowling sintió que debía explicarse y publicó un artículo -Reasons for speaking out on Sex and Gender Issues- en el que exponía, de forma argumentada, que el sexo importa, existe y las mujeres necesitamos espacios segregados para sentirnos a gusto. Algo que ni siquiera es una opinión, es una evidencia empírica que, sin ir más lejos, se constata desgraciadamente cada 25 de noviembre, día contra la violencia machista.

Sin embargo no está de moda entre la nueva progresía woke ni defender a las mujeres -hembras de sexo femenino-, ni, mucho menos, decirlo en público, así pues los colectivos, y las individualidades transgeneristas, aprovechando la situación y haciendo alarde de un ataque bastante masculino, dicho sea de paso, se dedicaron, y se dedican, a amenazar de muerte a la autora por defender la existencia del sexo biológico.

¿Crisis de la libertad de expresión? ¿Dominio del fundamentalismo ideológico? ¿Poder del neoliberalismo individualista? «Quizás la mejor manera de demostrar que su movimiento no es una amenaza para las mujeres es dejar de acosarnos y amenazarnos», aconseja J. K. Rowling.

Está claro. Si una escritora consagrada y de éxito recibe amenazas por decir que el sexo biológico existe, si decimos que las niñas a las que no le gustan las muñecas ya no son mujeres y si en los premios musicales no se diferencian a los cantantes masculinos de las femeninas, parece claro que hay interés en borrar a las mujeres.