Opinión

Imprecisiones sobre la despoblación

España vaciada

España vaciada / EFE

Mientras se abre paso la idea de que la despoblación no es una cuestión menor o coyuntural, por cuyos efectos no sólo estamos ante una importante crisis demográfica, sino que la alarmante pérdida de población y el envejecimiento han provocado una crisis económica y funcional en las zonas despobladas, que algunos expertos denominan crisis de territorios. Una crisis cuya gravedad requiere de una acción política del máximo nivel, un pacto de estado con políticas públicas integradoras de alcance en sus contenidos y pervivencia en el tiempo; pacto de estado que fue el primer punto del Acuerdo de investidura firmado por PSOE y Teruel Existe y que nuestra agrupación de electores ha defendido reiteradamente en las Cortes durante esta legislatura.

En los últimos días, personas de prestigio intelectual, con solvente y reconocida formación, están difundiendo a través de diferentes medios de comunicación opiniones mezcladas con imprecisiones que pueden provocar confusión sobre la cronología, las dimensiones y la naturaleza del proceso de despoblación en España y del éxodo rural que lo acompañó. No aclaran ni sabemos el objetivo último que persiguen. Pero quienes siguen los medios y la opinión pública en general merecerían una explicación sobre este juego de trasladar interpretaciones sobre procesos históricos como la despoblación en España y el éxodo rural de los años 1960-1990, enmarcadas en un contexto explicativo sobre el origen y las reivindicaciones de la España Vaciada, simulando solvencia intelectual pero careciendo de rigor cuando no incluyendo errores de bulto. Una estrategia de comunicación que busca presentar un hilo discursivo como si estuviera respaldado por evidencias históricas, cuando solamente contiene opiniones personales sin vínculo alguno con conocimientos, datos e interpretaciones de la historiografía actual, para justificar posiciones de crítica política.

En concreto, sembrar la confusión a través de imprecisiones y opiniones con la pretensión de calificar la despoblación del medio rural en España como un proceso de siglos o que ha nacido en el siglo XVIII, vinculando el proceso de vaciamiento de la España interior producido por la intensificación del éxodo rural acelerado en las décadas de 1960, 1970 y 1980 con los cambios demográficos y movimientos migratorios de los siglos XVIII y XIX, parece una estrategia dirigida a confundir o a trasladar en la opinión pública la imposibilidad de enfrentar el problema. Es decir, que las “cosas son así; vamos a dejarnos de romanticismos”.

Dada la dificultad metodológica para comparar la categoría de núcleo rural del siglo XXI con las de núcleos rurales en los siglos XVIII y XIX o de obtener datos precisos sobre dinámica natural o movimientos migratorios en esos siglos; dificultad que nuestros expertos han obviado sin problema alguno; podemos acudir a otro tipo de información para conocer si existieron y cómo fueron esos movimientos demográficos. Por ejemplo, algunos datos dicen que, en 1900 con las delimitaciones regionales del momento, en Aragón, Castilla la Vieja, León, Extremadura, Levante,... más del 80% de los activos trabajaban en agricultura (nuestros tatarabuelos, bisabuelos y abuelos). Un dato que permite afirmar que ese 80% de los activos vivían en el campo. Datos que confirman que España comenzó el siglo XX siendo un país agrario y dominantemente rural. El éxodo rural era entonces un movimiento incipiente que tardaría más de sesenta años en ser una migración en masa hacia las ciudades. Los movimientos migratorios interiores de los siglos XVIII y XIX, que existieron, no se parecían ni en intensidad ni en duración a los que en la segunda mitad del siglo XX provocaron el vaciamiento de las regiones rurales del interior de la península.

También es inaudito que entre tanto análisis nadie ponga encima de la mesa que España es el país de la Unión Europea que mayor desequilibrio territorial ha provocado con sus políticas. Podemos verlo en los mapas de las redes de comunicaciones, aquí radiales dejando grandes territorios aislados mientras muchos países tienen una red mallada. Y si nos fijamos en el ferrocarril queda en evidencia como España con su red de AVE y la desinversión en el tren convencional, incluso con el cierre de líneas, es la antítesis de cualquier país de la UE en vertebración.

Despoblación en Europa

La despoblación es uno de los problemas prioritarios para la Unión Europa, en el sur solo hay cinco provincias con menos de 12,5 habitantes por kilómetro cuadrado, tres están en España. Estos territorios son desiertos demográficos, con una situación complicada para recuperarse por su atonía económica. Ante la gravedad extrema de esta situación, la Comisión Europea ha autorizado que España aplique las “Ayudas estatales de finalidad regional” para las provincias de Teruel, Soria y Cuenca, y los territorios limítrofes con los mismos problemas demográficos; ayudas a las empresas como las que tienen los territorios despoblados del norte de Europa desde hace décadas, con la misma situación demográfica pero no por el abandono de sus países, sino porque están en el círculo polar ártico.

Con la gran manifestación de la España Vaciada en 2019, y la llegada al Congreso y el Senado de Teruel Existe, por fín este país ha asumido en el ámbito político y en el conjunto de la sociedad que el desequilibrio territorial y la despoblación es uno de los grandes problemas que hay que afrontar. Por ello, es más sorprendente lo rápido que muchos huyen de los análisis realistas y de las soluciones, sustituyéndolo por absurdas críticas y ataques basados en el desconocimiento de quien formamos la España Vaciada y la omisión del problema. Todo esto demuestra la importancia y la necesidad del paso que hemos dado la España Vaciada para estar en las instituciones, para conseguir avanzar hacia un modelo de país con equilibrio territorial más sostenible.