Opinión | EL TRIÁNGULO

25-N: nunca olvidar

Asistentes a la concentración en repulsa por el presunto asesinato por violencia machista de una mujer en Cádiz.

Asistentes a la concentración en repulsa por el presunto asesinato por violencia machista de una mujer en Cádiz. / EP

El 25 de noviembre se ha convertido en una fecha en rojo en nuestro calendario vital, porque año tras años nos recuerda el número de mujeres muertas a manos de sus parejas o exparejas y que se cuentan por miles de miles de miles en un mundo cada día más globalizado y más ausente y que no acierta ni a querer ni a respetar a las mujeres. Estos días se habla mucho de la película 'Thelma y Louise', de la que se cumplen 30 años, y que llegó a nuestras vidas y pantallas como una denuncia de lo que es el acoso y la violencia contra las mujeres, que a finales del siglo XX había que callar porque "eres una puta que vas provocando", decían incluso hasta los mismos jueces a aquellas mujeres que tenían valor para poner en marcha una denuncia por haber sido acosadas, violadas y diariamente azotadas.

'Thelma y Louise' se convirtió en aquellos años, y ante una realidad que todas conocíamos pero de la que apenas se hablaba ni política ni socialmente, en un canto a la esperanza a través de un coche, dos mujeres, la libertad y saber que aunque pagues con tu vida dejas atrás el horror y el desgarro que produce un bofetón que se repite a diario y es por nada, simplemente por el hecho de que eres mujer y él, que tanto dice amarte, es el hombre y no ha entendido ni entenderá qué significa ser un hombre, qué significa amar y qué significa el respeto.

'Thelma y Louise' se convirtió en un canto a la esperanza a través de un coche, dos mujeres, la libertad y saber que aunque pagues con tu vida dejas atrás el horror

Recuerdo las lágrimas recorriendo mis mejillas cuando el coche salta por al acantilado y ellas, Thelma y Louise se toman las manos en un claro pulso contra la sociedad que no las ha entendido ni protegido y que las empuja al suicidio, que es mucho más prometedor que volver a la realidad oscura de violencia y vejaciones. Y por doloroso que sea, saben que si detienen el coche ese será el lugar al que regresen y ya no habrá risas, ni complicidad, ni amantes amigos, solo duros golpes que sus rostros ya no pueden soportar.

En los años que tiene esa cinta el número de mujeres asesinadas ha seguido creciendo, así como el número de mujeres violadas, humilladas, vejadas... y si bien es cierto que en España las organizaciones feministas han luchado fuerte y claro para que se hable de Violencia Machista o de Género y se desarrollen políticas que las protejan a ellas y a sus hijos, no lo es menos que en este mundo globalizado hay países donde se compensa al hombre que viola y asesina, lugares inhóspitos donde la vida de una mujer vale nada, es cero, y por eso nos repetimos a diario que quizá un día cese este dolor y asfixia, pero al día siguiente amanecemos con una mujer menos entre nosotras, una mujer a la que un desgraciado sin valor le ha arrebatado la vida y el cuerpo por el simple hecho de ser mujer. Y la vida continúa y todos los 25 de noviembre nos prometemos no olvidar, no olvidarlas y gritar sus nombres y sus historias y saltar con ellas al vacío al que empuja una sociedad que nos sueña invisibles e irreales.