EL PERIÓDICO DE ARAGÓN
La calle de Zaragoza que dejó atrás el consumo 'batallero' para convertirse en un referente de la hostelería
La hostelería que basaba su modelo de negocio en el ‘juepincho’ en esta céntrica calle ha dado lugar a un ecosistema de bares especializados referentes en toda la ciudad

Perspectiva de la calle Heroísmo, que conecta Asalto con el Coso y el corazón de La Magdalena / JOSEMA MOLINA
Con sus edificios de colores, esta es una de las calles más pintorescas sin duda del zaragozano barrio de La Magdalena. Heroísmo es una vía de acceso directo al corazón del Casco Histórico desde la plaza San Miguel y, después de muchos bandazos, esta zona parece haber encontrado una identidad con la que se siente a gusto y que la ha puesto en el mapa de la capital aragonesa. Heroísmo está en pleno proceso de transformación gracias, en parte, a nuevos negocios impulsados por emprendedores que han dejado atrás la imagen de ser una calle a la que acudir los jueves por la noche para comer y beber rápido y barato. El juepincho ha muerto, pero esta vía está más viva que nunca.
En la esquina con la calle Manuela Sancho espera a las puertas de su establecimiento José Manuel Durán Ramos. Él es el cerebro que está detrás de Acho Coffee, una pequeña cafetería (coffee shop para los entendidos) que, en apenas año y medio, ha conseguido hacerse un hueco en el panorama zaragozano. Es de Badajoz, lo delata su acento y lo desvela él con orgullo al poco de iniciar la conversación, pero ha vivido fuera de España. Y él, junto con otros establecimientos abiertos en los últimos años como Lokal, O Fogar y Senbazuru Ramen Bar –el pionero en esta historia– están siendo testigo de la transformación de todo este entorno. "Cuando llegamos nos dimos cuenta que había una carencia muy grande de café de especialidad. Vi el local y me gustó. Quería algo pequeñito y abrimos aquí. Entonces no había ningún sitio de café en el barrio. Podías venir a tomarte una cerveza y ya, pero nosotros aportamos algo nuevo", cuenta el joven.
Su proyecto nació de la mano de Pam Coffee Roaster, "un tostadero local" que es su principal proveedor de café. "Desde el principio me interesaba generar esas sinergias con el tejido de aquí", cuenta Durán, que asegura que Zaragoza le recuerda a Badajoz.
Esas sinergias, no obstante, no solo son a nivel empresarial, también le unen con otros comercios de la zona y eso es lo que está ayudando a transformar la calle Heroísmo. "Hemos creado una pequeña comunidad. Nos ayudamos entre todos y hemos conseguido que la gente ya no venga los jueves por la noche solamente. Aquí hay vida desde las 8.00 de la mañana, cuando empieza a venir, la gente a tomar café, al medio día van al Senbazuru a comer y por la noche cenan en Lokal o en O Fogar", cuenta Durán.
No obstante, todo este tipo de procesos transformadores siempre conllevan riesgos. En este caso la gentrificación: desplazar a la población original de una zona para atraer nuevos habitantes con más poder adquisitivo. Pero la realidad en Heroísmo está todavía lejos de eso. "Yo creo que el barrio lo necesitaba, lo espabila. Hemos conseguido crear lugares de encuentro. Aquí en mis graditas –que simulan estar excavadas en los muros del local– se juntan desde los más punkis de La Magdalena hasta los más pijos de la plaza de Los Sitios. Y acaban hablando y llegando a puntos en común", cuenta Durán.
Eso sí, la calle Heroísmo no es que sea la Castellana de Zaragoza. En la zona más cercana al Coso hay un montón de locales cerrados con carteles de Se alquila con números de teléfono a los que nadie llama, a tenor del tiempo que llevan vacíos los establecimientos. Y ya no solo bajos comerciales, hay edificios enteros vacíos y en venta a la espera que acoger nuevos inquilinos.
Cierre de un histórico
El recién anunciado cierre del Bar Heroísmo, con un siglo de historia, abrirá otra brecha en las fachadas de esta calle si el negocio no se consigue traspasar. Pero por el momento la vida sigue y otros comercios, como la panadería La Magdalena, siguen acumulando filas a sus puertas prácticamente todos los días de la semana.
Una de las claves del éxito de los nuevos negocios de esta calle la da Víctor Barrado Miana, que abrió hace ya casi cuatro años su Senbazuru Ramen Bar, un bar entregado a este cocido japonés que se ha convertido en una parada obligatoria en el Casco Histórico de Zaragoza. "Buscábamos algo por la zona porque es céntrica y me gusta y dimos con este local de casualidad. Los alquileres aquí son baratos y eso ayuda y al final estás en medio de todo", explica.
Eso sí, la verdadera clave, afirma, es el trabajo, acertar con tu propuesta y "querer hacer las cosas bien". "Si haces las cosas bien da igual que estés aquí o en Valdespartera. Yo me he dedicado a esto fuera de España y vi que en Zaragoza faltaba algo así. Tengo confianza en el producto y es verdad que desde el principio la gente nos ha respaldado", dice Barrado.
En la carta de Senbazuru la tradición japonesa más escrupulosa se encuentra con ingredientes de la tierra, como la borraja. Combinaciones estas que han hecho famoso a este local que fue pionero en una calle antes conocida por los juepinchos. "Antes había muchos hosteleros de la vieja escuela, pero es que es imposible vivir de trabajar solo los jueves", cuenta.
The Best Coffee Shop
Ante ese modelo de caña rápida y croqueta barata, los negocios ya mencionados llegan pidiendo calma. "Acho Coffee no quiere ser un sitio en el que te metas un café porque necesitas espabilarte, esto es algo más", dice José Manuel Durán. "Te ofrecemos algo más: una experiencia, maridajes dulces y salados y también traemos cafés de tostaderos de otros lugares de España para darlos a conocer", explica. Tanto en 2024 como en 2025 su trabajo ha sido reconocido al incluirlo en la lista de los mejores coffee shops del país. De la calle Heroísmo al mundo.
Los últimos en aparecer en este ecosistema son Patri e Ignacio, propietarios de Lokal, un pequeño restaurante que en tan solo un año ha conseguido hacerse un hueco en el complicado mundo de la hostelería. "Tenemos todas las reservas completas hasta mayo", cuentan a las puertas de su negocio. Ofrecen platos cuidados con el producto como protagonista y la verdura de temporada como hilo conductor. "Cada día cambiamos cosas. Entre una mesa y otra nunca sacamos los platos en el mismo orden. Y vamos cambiando ingredientes sobre la marcha", cuentan. En estos doce meses han conseguido asegurarse una clientela que se fía de sus recomendaciones. "Al principio todo el mundo miraba el precio, pero ahora vienen y saben que lo que les ofrezcamos les va a gustar", comentan sonriendo.
Llegaron a Heroísmo también casi de casualidad y el destino quiso que su persiana abra cada día a pocos metros de la del Acho Café. Ignacio y José Manuel trabajaron al mismo tiempo en Berlín y ambos sabían de la existencia del otro. Pero no se vieron en persona hasta que sus negocios se encontraron en esta calle de La Magdalena. "Somos como una familia. Hay muy buen rollo. El otro día se nos fue la luz y todos los dueños de los restaurantes de la zona se acercaron a ayudar. Y por la mañana todos vinieron a preguntar si lo habíamos solucionado. Todos estamos pendientes del resto", zanja esta pareja.
Así, con el impulso de estas jóvenes empresas Heroísmo ha emprendido una renovación en la que también podrán participar la renovación de la ribera del Huerva y de la plaza San Miguel. Falta por ver si este proceso continúa en la senda que ya recorre.
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