CASA REAL BRITÁNICA

El viaje a España de Isabel II en 1988 en el que prohibió cocinar con ajo durante siete días

Al igual que su madre Isabel Bowes-Lyon, la reina Isabel II mantenía una dieta de lo más estricta con algunas peculiares restricciones

Isabel II, la reina que no estaba destinada al trono

Isabel II posando en una fotografía de archivo

Isabel II posando en una fotografía de archivo / vía twitter @theroyalfamily

Pablo Tello

Pablo Tello

Madrid

Isabel II murió a los 96 años, y su madre Isabel Bowes-Lyon lo hizo con 101 años. Posiblemente sea genética, aunque si por algo se caracterizó su carácter fue por la tenacidad y el empeño en cada aspecto de su vida. La monarca heredó de su madre la preocupación por una alimentación cuidada y una dieta estricta, prácticamente hasta el día que falleció, y una devoción por las bebidas alcohólicas, pues tomaban alrededor de cuatro al día.

Si bien se conocía su curiosa afición por el gin tonic y el martini, que tomaba rigurosamente cada tarde antes de que se pusiera el sol, antes de ser retirado por prescripción médica durante sus últimos años de vida, se dice que había tres alimentos que Isabel II no toleraba, y que prohibía en todos sus banquetes.

La reina Isabel segunda.

La reina Isabel segunda. / REUTERS

Ni marisco ni picante

Fan de la fruta fresca, los cereales, pescados como el lenguado o el atún, la monarca casi centenaria llevaba su dieta a todo tipo de reuniones y eventos oficiales, donde además pedía eliminar los tres ingredientes que menos toleraba. El más sonado siempre fue el ajo, calificado como "maldito" por uno de los jefes de cocina del Palacio de Buckingham, especialmente tras su visita a España en 1988, cuando durante siete días esta especia tan utilizada en nuestro país, desapareció de todas las comidas privadas.

A Isabel II nunca le agradó el olor que dejaba el ajo en quien lo comía, aunque fuera en una cantidad mínima, según ha confirmado recientemente Tom Parker-Bowles, hijo de la reina Camilla, en una entrevista a The Mirror. En ella no solo habla del ajo, sino que cuenta cómo la monarca también prohibía servir marisco y picante en los banquetes oficiales y de Estado que ella orgnaizaba, especialmente en los últimos años para evitar intoxicaciones entre sus invitados.