SALUD MENTAL

'Overthinking', cuando pensar demasiado es agotador: trucos para dejar de hacerlo

Nuestros pensamientos nos acompañan siempre, repitiendo lo que decimos, argumentando antes de que sea nuestro turno en una conversación, recordando y hablándonos directamente

Overthinking, cuando pensar demasiado es agotador

Overthinking, cuando pensar demasiado es agotador / Pexels

Andrea San Martín

Andrea San Martín

Pensar en exceso temporalmente no debe ser preocupante siempre y cuando no sea prolongado en el tiempo. Hay momentos que es normal tener algún rompecabezas que haga que nuestra cabeza esté constantemente dando vueltas a posibles soluciones y formas de combatir ese bache. Ahora bien, si esa sensación no se resuelve y acaba alargándose en el tiempo puede llegar a dejarnos sin energía porque esa sensación de no poder desconectar, es agotadora y genera tensión y malestar.

Acaba con nuestra energía y nos hace sentir frustrados cuando pensamos demasiado, incluso llevándonos a la parálisis, a no poder ni valorar posibles soluciones a lo que nos ocurre, solo pensar, pensar y pensar. Como dirían los ingleses, estaríamos en una situación de overthinking. Una tendencia constante a cavilar, es decir, a dar vueltas a las cosas de manera obsesiva y sin control. Repetimos patrones que en bucle nos conducen a los mismos pensamientos generando ansiedad y preocupación. Y ahí, deben saltar las alarmas porque el problema de salud mental más frecuente en España es el trastorno por ansiedad que puede crear preocupaciones exageradas sobre el futuro. Afecta al 6,7% de la población, según las últimas estadísticas de atención primaria recogidas por el Ministerio de Sanidad.

Otrsa causas de pensar demasiado

  • Perfeccionismo: las personas perfeccionistas tienden a pensar demasiado en sus acciones y decisiones, buscando constantemente la aprobación de los demás.
  • Estrés: el estrés crónico puede provocar una sobreactividad mental, ya que el cerebro busca soluciones a los problemas percibidos.
  • Traumas pasados: las experiencias traumáticas a menudo generan pensamientos recurrentes relacionados con el evento traumático.
  • Depresión: la depresión puede llevar a un pensamiento excesivamente negativo y autocrítico.

Pensamientos, nuestros inseparables

Nuestros pensamientos nos acompañan siempre, repitiendo lo que decimos, argumentando antes de que sea nuestro turno en una conversación, recordando y hablándonos directamente. De nosotros dependerá el tono del discurso, si son buenos o malos. Si presencias que últimamente son más bien intrusivos, cambia de hábitos. Muchos de nuestros pensamientos están vinculados a comportamientos y acciones que tenemos y realizamos en nuestro día a día. Si cambiamos parte de nuestra rutina que lleva a su aparición será más fácil controlarlos y contenerlos. Es cierto que muchos de ellos se despiertan por nuestra propia ansiedad, independientemente de lo que esté pasando a nuestro alrededor. Pero cuidado, no lo evites. Afróntalo. Porque si nos obsesionamos con no pensar en lo que nos preocupa, en esos bucles o rumiaciones vamos a conseguir el objetivo contrario. Pensar en no pensar alimenta esos pensamientos. 

Vive el presente. Evita pensar en mañana y en lo que ya ha pasado y no puedes modificar. Es recomendable centrarse en lo que estás viviendo para que te pueda alejar de pensamientos rumiantes y puedas recargar las pilas aprendiendo a desconectar. Cada uno tendrá sus propias aficiones que pueden ser desde la práctica de mindfulness, ejercicio, escribir, bailar, tomarse algo con seres queridos o salir a pasear, entre un largo etcéra. Y si ves que estás con colapso y aunque sepas qué herramientas puedes utilizar, si es necesario también los expertos recomiendan pedir ayuda. La terapia psicológica puede ser una alternativa para dejar de sufrir por esos pensamientos y a no caer en esos patrones nocivos ante determinadas circunstancias.