HOSTELERÍA

Un camarero cansado de dividir la cuenta para pagar por separado se pronuncia y la polémica en redes está servida

Trabajar en la hostelería es muy sufrido, y las redes sociales se llenan de trabajadores que plantean reclamas y quejas más o menos polémicas

El curioso y llamativo cartel de un restaurante que ha indignado a sus clientes

Archivo - Un camarero limpia las mesas de un bar

Archivo - Un camarero limpia las mesas de un bar / María José López - Europa Press - Archivo

El verano, época de vacaciones y playa para buena parte del país, es todo un infierno para los trabajadores de la hostelería. Además de sufrir el calor y una envidia más que razonable, la carga de trabajo se multiplica. Y aunque eso puede ser bueno hasta cierto punto, los abusos por parte de los empresarios y la escasez de empatía por parte del cliente puede hacer sufrir mucho al trabajador. En esta dirección van las quejas de este Juan Manuel, que tras un servicio más que accidentando solo le faltaba ponerse a dividir las cuentas, una cuestión la del dinero que siempre garantiza polémica.

Tomar nota, llevar los platos... Y encima dividir la cuenta

Juan Manuel Pedreño trabaja en 'La Belle Época', un restaurante del barrio de San Jorge de la capital navarra. Y ha protagonizado la última polémica del mundo de la hostelería en las redes sociales con un post en su facebook personal, en el que se presenta como orgulloso aficionado del Osasuna y cocinero "rojillo".

En este post Juan Manuel describe un servicio algo accidentado, pero que es el pan de cada día. Comienza con la odisea para pedir la nota, entre dar tiempo para que el cliente elija, moderar entre los diferentes intereses y lidiar con que todos hablen a la vez y entablen negociaciones en presencia del camarero. Sigue con el servicio como tal, en el que toca enfrentar al mítico comensal que no sabe lo que ha pedido y la falta de empatía para ayudar a colocar los platos, o al menos retirar los cubiertos. El café es ya una aventura, suerte si alguien pide dos iguales. Y por si no hubiera sido poco, piden pagar por separado, a echar cuentas y rezar porque todo cuadre a la primera. La lección que saca este veterano es que todo sería más fácil si todo el mundo tuviese un mínimo de 3 meses de experiencia como camarero, para llevarse un baño de humildad y aprender empatía.

En los comentarios raro es el caso que no le dé la razón, entre trabajadores del sector que comparten su sufrimiento y alabanzas a esa valiosa capacidad de empatizar. Tantos monumentos a reyes y nos falta el del trabajador cara al público.