NATURALEZA

La proliferación de conejos en Murcia provoca árboles arrancados y cosechas perdidas

La superpoblación de este animal, más resistente por el cruce de ejemplares salvajes y domésticos, obliga a aplicar todo tipo de métodos de captura o caza para evitar pérdidas de hasta un 40% de la producción

Huertos amenazados por conejos

Huertos amenazados por conejos / LO.

EPE

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La proliferación de conejos en la Región de Murcia este año tiene una imagen llamativa para los agricultores. Madrigueras en mitad de las ‘calles’ de los cultivos, entre las filas de árboles, un lugar inusual por la exposición de los animales a la presencia de personas y a posibles predadores. «Nunca hemos visto esto, porque hasta ahora optaban por hacer sus refugios en los extremos de las fincas, en los ribazos», señala Pedro Gomariz, responsable de cítricos en la ejecutiva nacional de COAG y productor de limones ecológicos en Molina de Segura, «el terreno se hunde con los tractores y las ruedas se meten en los agujeros». 

La Comunidad vivió durante los coletazos de la pandemia por el coronavirus una disminución de la población de conejo de monte que no ha durado mucho. En los últimos meses la especie se ha recuperado en un territorio que ha declarado en emergencia cinegética diez municipios, donde la caza de este animal se permite todos los días del año y se regula de forma diferente al periodo de vedas.

«Hemos pasado de tener una población aceptable a multiplicarse en poco tiempo, empujado por la sequía que sufrimos desde hace meses», subraya el dirigente agrario. Gomariz, además, señala el problema de encontrar hibridaciones de conejos (domésticos y salvajes) más resistentes y con partos más multitudinarios: «Encontramos camadas de diez crías»

Las pérdidas mínimas se estiman en un 20% de la cosecha, pero de media se puede llevar por delante un 40% tanto en terrenos de regadíoregadío leñoso o secano. El conejo se alimenta de las hojas y ramas tiernas más bajas de los cítricos, las que rozan el suelo. «Cuando ya no les queda leña que comer, van a por la corteza del tronco, y ahí llega el problema». El limonero, naranjo o mandarino es un árbol con follaje permanente. Si el animal arrasa con los brotes que hay hasta medio metro o un metro de altura, los desperfectos causados provocan dos años perdidos de cosecha, pero si atacan el tronco, «hay que arrancar el árbol porque los daños impiden la circulación de la savia y seca el ejemplar». COAG alerta de que ya hay agricultores en territorios como Molina que han tenido que arrancar «plantaciones enteras de cítricos» por los perjuicios causados por los conejos. 

Los nuevos árboles también caen

Pero no sólo se alimentan de los brotes tiernos de los árboles, sino también de pastos como los cereales en las zonas de secano, señala la organización, donde puede acabar con una quinta parte de la producción. En los campos de hortalizas la problemática es la misma. «La proliferación es multifactorial y hasta ahora no se ha podido implantar una medida suficientemente buena para controlar la población», subraya el agricultor, «cuando se arrancan los árboles, hay que esperar como mínimo un año para oxigenar la tierra y volver a plantar, más otros diez años para que la producción sea rentable». En el momento del cultivo de plantones, Gomariz asegura que hasta un 50% fracasan por las pérdidas provocadas por los conejos: «Ni las mallas protectoras ni los repelentes funcionan». 

Ni la caza ni los distintos métodos de captura han logrado controlar la población hasta el punto de atajar un incremento de la especie en los últimos años. Gomariz ha instalado jaulas en sus fincas, redes en las salidas de las madrigueras y postes de descanso para las aves rapaces, con el fin de que puedan ayudar a despejar los terrenos de conejos. «Estamos utilizando todas las vías posibles, queremos proponer nuevos calibres más efectivos para los cazadores». 

Plagas

Además, la organización agraria ha alertado de que la sequía y el verano agravarán el problema, ya que los conejos arrasan la flora salvaje y se adentran en las zonas de cultivo en busca de más comida, por lo que las altas temperaturas harán proliferar otro tipo de plagas y enfermedades ligadas a la sobre población de conejos, derivando en una problemática de sanidad animal y humana.

«Es el caso de las garrapatas. Las aves migratorias provenientes de África las traen y los conejos se infectan de las mismas en los humedales. A partir de ahí, alojadas en sus orejas, las distribuyen a lo largo y ancho del campo español. Ya ha habido casos de agricultores y senderistas hospitalizaciones por picaduras de las mismas», concluye Pedro Gomariz.

Rubén Vives: «Hemos ampliado el regadío y de repente choca con la naturaleza»

La gestión que se ha hecho hasta ahora para controlar las poblaciones de conejo no ha sido la correcta, a juicio del representante de Ecologistas en Acción, Rubén Vives. «En muchas comarcas, la agricultura de regadío se ha expandido sobre terrenos tradicionales de secano o forestales. Hemos ampliado la superficie de riego fuera de los límites tradicionales y de repente hemos chocado con la naturaleza». El ecologista entiende que el crecimiento de la actividad económica asociada al regadío ha terminado por invadir mucho hábitat del conejo, lo que complica a su vez una gestión eficaz del animal y su población. 

Otro problema es considerar al zorro, depredador natural del conejo, como especie cinegética. «Todavía no entiendo que se permita la caza de este animal. Si se abate, se acaba generando una bomba de relojería, porque otros animales como las garduñas, las ginetas, los búhos reales o las aves rapaces pueden capturar algún ejemplar de vez en cuando, y sobre todo a las crías (gazapos), pero no solucionan el problema». 

Vives pone el foco en la caza deportiva del conejo, una actividad que se limita a una batida «ocasional», una jornada donde «se pueden matar varios ejemplares», pero se «percibe como un hobby, algo más emocional que si fuera un trabajo de verdad, por eso no termina de ser funcional». «No tiene efecto el esfuerzo que se hace, es muy bajo» el impacto de la actividad cinegética. El representante de Ecologistas en Acción señala que miles de ejemplares también son capturados con vida en comunidades como la Región, donde hay empresas habilitadas para ello, y se trasladan hasta cotos privados de caza en Andalucía, donde no hay tantos individuos. 

Apuesta por ampliar la información científica sobre las especies presa de los conejos y, ante todo, clarificar qué se considera plaga y si existe una de esta especie en la Región. «El conejo tiene una pirámide poblacional en forma de ‘picos de sierra’, hay momentos donde se mucha abundancia y, de pronto, el número de individuos cae en picado, están bajo mínimos». Vives reconoce que hay daños en los cultivos, pero reclama conocer la evidencia científica de que existe una plaga de conejos.