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Compartir gastos en un piso: 5 fórmulas para repartir las facturas

Desde el primer momento, es decir, en los primeros días de convivencia con el resto de los compañeros de piso, se deberá dejar claras las normas y el modo de actuación para el pago de los suministros, mucho más ahora que las facturas están al alza

compartir piso

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D.M

Vivir de alquiler es la realidad de la mayoría de ciudadanos, en vez de la excepción, ya que muchos de ellos se ven obligados a arrendar una vivienda ante la incapacidad de poder convertirse en propietarios de una. No obstante, el mercado del alquiler no presenta un escenario mucho más alentador, puesto que el elevado precio de los inmuebles ahoga a los inquilinos, haciendo que algunos tengan que destinar hasta un 70% de su salario en pagar la renta. Por tanto, arrendar pisos en solitario es algo que no todos se pueden permitir, por lo que muchos están condenados a tener que compartir vivienda y alquilar una habitación, como es el caso de los jóvenes.

A veces tenemos la suerte de poder compartir piso con amigos o personas que conocemos donde hay más confianza, sin embargo, no siempre es así. Muchas veces toca compartir piso con gente que no conoces y eso muchas veces hace que la convivencia sea un poco más complicada y a la hora de pagar facturas sea un poco más complicado. Sin embargo, existen una serie de fórmulas que pueden hacer que te ayuden a repartir los gastos con el resto de compañeros del piso, así lo dice "Fotocasa lifestyle" donde nos explican algunos trucos.

Cómo repartir gastos en un piso compartido

Desde el primer momento, es decir, en los primeros días de convivencia con el resto de los compañeros de piso, se deberá dejar claras las normas y el modo de actuación para el pago de los suministros, mucho más ahora que las facturas están al alza. Estas normas básicas son esenciales para evitar problemas en la convivencia al compartir piso.

Estos algunos trucos:

  1. Elegir un pagador y repartir gastos: uno de los miembros se encarga de pagar todos los gastos comunes, domiciliando en su cuenta bancaria el pago del alquiler o de los recibos y responsabilizándose de abonar todos los gastos adicionales. Esta misma persona, a final de mes, debe pasar el gasto correspondiente a cada miembro para que puedan saldar su deuda. En estos casos, lo más cómodo es hacer un Bizum con el importe o bien una transferencia bancaria.
  2. Repartir los pagos por persona: en un piso compartido hay varios gastos a pagar cada mes, por lo que otra posibilidad es repartir estas partidas según su valor y adjudicarlas a cada miembro. Por ejemplo, uno se encarga de pagar la luz, otro el agua, otro el Internet, la comida. Es una forma de repartir gastos equitativamente que no es tan precisa como la anterior, pero que también suele funcionar.
  3. Pagar por turnos mes a mes: los inquilinos de un piso compartido también pueden repartirse los gastos eligiendo a un miembro cada mes y pagando por turnos. Mes a mes, se cambia de responsable de pago de los gastos compartidos y, así, todos pagan aproximadamente lo mismo. De todas, esta es quizás la opción que puede generar más disputas en la convivencia. Por ejemplo, los meses de invierno pueden suponer un mayor gasto energético, por lo que las personas que deban pagar durante estas épocas, tendrán que asumir un gasto mayor. También influye la subida de precio de la electricidad o del gas en meses concretos.
  4. Emplear las apps de reparto de gastos: si preferimos arreglárnoslas de una forma más fluida, también está la opción de ir a pagar cada uno lo necesario y apuntarlo en una de las apps de reparto de gastos que existen. En estas aplicaciones para móviles se pueden crear grupos con cada uno de los participantes.

Así funcionaria este formato de reparto de gastos en un piso compartido:

  • Un miembro del piso paga la compra.
  • Apunta el importe que ha gastado en la app de gastos.
  • A final de mes, la app muestra un resumen de quién debe, qué y a quién.
  • Cada mes o cada trimestre, se hacen Bizums, traspasos o transferencias para saldar las deudas.

5. Abrir una cuenta conjunta y hacer traspasos: cada miembro cuente, igualmente, con su cuenta personal y que la cuenta compartida para repartir gastos sirva solamente para el abono de los gastos derivados de la vivienda y la convivencia, así como la hipoteca o alquiler, la comida o los recibos.