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Manipulación emocional en 'prime time': el caso de La Isla de Las Tentaciones "que habría que poner en institutos"

El programa, en el que varias parejas heterosexuales 'se ponen a prueba', ha televisado el ejemplo perfecto de lo que es luz de gas

Ana y Cristian, participantes de La Isla de las Tentaciones

Ana y Cristian, participantes de La Isla de las Tentaciones / EPE

María G. San Narciso

María G. San Narciso

Ana asegura que su novio Cristian le ha dicho varias veces que está "loca" y que ve cosas que no son. Es decir, infidelidades. Así que él la convence para participar en el programa La Isla de las Tentaciones, donde se pondrá a prueba y le mostrará que, por mucha mujer explosiva que se le ponga por delante, no caerá en 'la tentación'. Ana acepta y ve que, solo unos días después, su novio tiene un encuentro sexual con una 'tentadora'. Ya no hay dudas: ha visto imágenes que están grabadas. No son del todo explícitas, pero se intuye desnudez, se ven besos y cómo se agachan mientras la chica gime. Pero ni con ellas delante, Cristian reconoce lo que está haciendo. "Son bromas" o "muestras de cariño", le dice. "No he pasado el límite", prosigue en relación -suponemos- a la penetración. “No entiendo cómo Ana se pone así", responde a la presentadora.

Cristian no deja de repetir la cantidad de veces que se ha "frenado" y no ha ido a más con la chica. Le pide a Ana que tenga en cuenta eso. Ella no entiende qué más podría haber hecho: las imágenes son tan claras para ella como para los más de un millón de espectadores que siguen cada jueves el programa. Cristian continúa indignado al percatarse de que su novia no está valorando todo el esfuerzo que, al parecer, ha tenido que hacer por no seguir sus "impulsos" sexuales. En cuanto ve que hay peligro real de ruptura, le repite numerosas veces cuánto la quiere. Pero en el momento en que la presentadora les da la oportunidad de irse juntos, solos o quedarse en la isla, Cristian no duda en decidirse por lo último. Quiere demostrarle -ahora sí- que puede confiar en él.

Esto, para muchos espectadores y para los psicólogos, tiene un nombre: luz de gas. El Ministerio de Igualdad lo define como "una forma de violencia psicológica que se ejerce de manera continua y directa, pero sutil, que genera duda o desconcierto en la mujer que la sufre hasta el punto de autopercibirse culpable de la situación de violencia". "Es una técnica de manipulación que consigue que la persona llegue a dudar de su propio criterio, su juicio, de procesos básicos como la memoria o la atención e, incluso, de su estado de salud mental.", explica Claudia Nicolasa, psicóloga y divulgadora en YouTube. Y sí, "sin duda", lo que le ha hecho Cristian a Ana es el también llamado gaslighting.

"Ana llegó a la isla pensando que era una tóxica, celosa y compulsiva; que estaba loca y que Cristian estaba harto de ella. Pero se ha confirmado que no era así. Él era el que, con su discurso, la hacía dudar de su realidad", prosigue la psicóloga.

"No estaba loca"

"Resulta que no estaba loca", repite Ana varias veces durante el programa. ¿Sienten alivio las personas que son manipuladas emocionalmente cuando se dan cuenta de que tras sus dudas estaba la luz de gas? "Lo suelen sentir al principio y va acompañado de esa rabia hacia la persona, pero después viene un sentimiento de tristeza. En terapia solemos fomentar un proceso de perdón hacia uno mismo, porque se cuestionan cómo no se han podido darse cuenta antes, cómo han podido ser tan tontos... Son personas que tienen que trabajar en la seguridad en una misma y en posibles problemas de apego", asegura Claudia Nicolasa.

Por el contrario, quienes ejercen este tipo de violencia lo suelen repetir en otras relaciones: "Es un rasgo de personalidad. Lo suelen hacer con todo en general, pero en el ámbito de la pareja todo se intensifica, como si le subieras el volumen. Todo es más emocional. Y cuanto más emocional es un ámbito, más manipulable es", añade esta profesional. De hecho, para ella lo interesante es ver cómo para los espectadores todo lo que dice Cristian suena ridículo (que él llame "bromas" o "muestras de cariño" a escenas sexuales o que, por ejemplo, hable de todo lo que se ha "frenado" y "reprimido"), mientras que él lo suelta como algo normal. Eso, señala Claudia Nicola, solo ocurre cuando estás muy acostumbrado a hacerlo.

Cristian también le dice a Ana que no se arrepiente de lo que ha hecho sino de cómo lo ha hecho; que siente haberle hecho daño porque ella es muy sensible; que ha venido al programa a dejarse llevar; y que ella ha hecho lo mismo solo que sin beso. "Minimiza su responsabilidad y maximiza la de los demás. Solo cuando ve que no funciona ya le dice que se arrepiente y que la quiere. Va usando diferentes técnicas", explica la psicóloga.

Un ejemplo para poner en los institutos

La Isla de las Tentaciones es un programa en el que cinco parejas heterosexuales "ponen a prueba su amor". Los 'novios' se instalan en una villa en la que están rodeados de mujeres 'tentadoras'. Las 'novias' hacen lo mismo pero en otra casa, donde conviven con un grupo de hombres. Después de pasar varias semanas con personas del sexo opuesto, con las que tienen citas, beben y juegan a juegos donde el hielo suele ser el protagonista, se reencuentran en una "hoguera final" en la que deciden si quieren irse con su pareja, solos o con una nueva compañía. Tras cinco temporadas, pocas infidelidades y subidas de tono pueden alarmar a los espectadores. Pero lo de la madrugada de este jueves ha sido diferente.

Una tuitera escribía que esta hoguera de emergencia, como la denominó el programa, "se tendría que poner en los institutos para que se vea bien lo que es la manipulación emocional". "Y estoy de acuerdo, pero tendría que ser con pausas e indicando qué se está haciendo en cada corte, por qué en esos momentos se dice lo que se dice... No es solo verlo, sino integrarlo", concluye Claudia Nicolasa.

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El 016 atiende a las víctimas de todas las violencias contra las mujeres. Es un teléfono gratuito y confidencial que presta servicio en 53 idiomas y no deja rastro en la factura. También se ofrece información a través del correo electrónico 016-online@igualdad.gob.es y asesoramiento y atención psicosocial mediante el número de Whatsapp 600 000 016. Además, los menores pueden dirigirse al teléfono de ANAR 900202010Todos los recursos contra la violencia de género.