MUNDIAL DE QATAR

La literatura celebra el Mundial: "Messi es como el viejo de Hemingway que sale a buscar el último pez"

Pocas selecciones tienen la polifonía de escritores de la que goza la 'albiceleste' para contar gestas como el Mundial de Qatar, donde el '10' ha sido piedra angular y envidiable líder

Eduardo Sacheri, Claudia Piñeiro, Martín Caparrós y Jorge Fernández Díaz relatan cómo han vivido el torneo: "Nunca la sociedad argentina estuvo tan jodida; el fútbol es la ilusión"

Leo Messi, capitán e ídolo de Argentina, besa la Copa del Mundo lograda en Lusail.

Leo Messi, capitán e ídolo de Argentina, besa la Copa del Mundo lograda en Lusail. / HANNAH MCKAY / REUTERS

Juan Cruz

Juan Cruz

Hubo un tiempo en España en que era difícil encontrar a escritores que se relacionaron tanto con el fútbol como para convocarlos a escribir de este deporte cada vez más mundial (y ahora verdaderamente Mundial, por lo que acaba de pasar en Qatar). En una época, en la que empecé a intentar como periodista esa clase de convocatoria tenía algunos cómplices, entre ellos Juan García Hortelano, Almudena Grandes, Javier Marías o Francisco Brines y, naturalmente, Manuel Vázquez Montalbán, que era además un profesional literario de todos los palos. 

EL FÚTBOL COMO ARTE ARGENTINO

En un país como Argentina, que es el tema de hoy, porque además ya saben ustedes lo que ha pasado con el dolor y la gloria del campeonato que ha ganado a sangre y fuego la selección de ese país, es mucho más fácil encontrar quienes estén dispuestos a explicar cómo, en el caso de esta nación tan futbolera, viven este deporte que ha dado tanto de sí para bohemios de la cultura

En este caso argentino, los latinos que más éxito han tenido en esta época de verbena futbolística diaria, muchos escritores muy conocidos allá y 'acá' han expresado su opinión en medios o en redes sociales, en su país o fuera de él, y los quise atraer a esta página para que aquí resumieran cómo han vivido este fenómeno, el Mundial de Qatar, y la participación argentina, en la que Messi ha sido piedra angular, envidiable líder de esos sentimientos de amor al fútbol como una de las artes argentinas que han llevado a la conquista de la tercera estrella.

P. Eduardo Sacheri, cuya literatura dio de sí una de las grandes películas argentinas ('El secreto de sus ojos', dirigida por Juan José Campanella y merecedora Oscar de Hollywood) en la que el fútbol es materia simbólica, estaba preparándose a ver la final y me respondió así sobre su manera de observar lo que ha estado pasando.

R. A medida que han ido transcurriendo los partidos el país se ha ido paralizando sentimental, emocional e intelectualmente para toda otra cosa que no sea atender al Mundial, con todo lo que eso significa en un país muy volcado con el fútbol y que lo convierte casi en un tema único de agenda. Después de cada victoria la gente se va a la calle, festeja, se abraza, inventa canciones nuevas… Lo habitual en una situación como esta en Argentina. 

P. Claudia Piñeiro ('Las viudas de los jueves' es su novela más conocida en España), comenta lo siguiente.

R. Empecé muy enojada con el Mundial de Qatar porque me parecía bastante hipócrita avalar un campeonato en un país donde la gente no puede manifestarse y por la situación de la mujer y de los grupos LGTBI+. Eso me hacía sentir incómoda. Pero me pasó también hace cuatro años cuando el Mundial fue en Rusia. Así que esta vez de nuevo empecé enojada. Pero luego, claro, uno se va entusiasmando, y los hijos y las parejas también, así que uno no quiere quedarse sola, mirando la pared y enojada. También empezó a gustarme el estilo del seleccionador (Lionel Scaloni) y el de algunos jugadores, que es un estilo que nos vendría bien a los argentinos. Me pareció un equipo modelo para triunfar, que nos puede colocar en otro lugar… Y te cuento algo que es como de realismo mágico: yo riego las plantas cuando los partidos están yendo mal… Veo que la cosa funciona y luego se complica y salgo con la manguera a regar… ¡Y ha funcionado, riego y lo malo se revierte! Mis amigos me mandan mensajes: riega más por el lado derecho, o por el lado izquierdo… Y yo voy cambiando de lado según se necesite. Sé que esto es una estupidez absoluta, pero el tema de las cábalas es así en fútbol. ¿Y si no riego y pasa algo? Tengo amigos pendientes de mi riego y yo lo hago. Este domingo regué, está claro: podía suceder que en Francia hubiera otra señora regando más que yo para que así le fuera mejor a su equipo.

P. Una superstición cumplida. Martín Caparrós vive en España desde hace diez años, acaba de publicar una novela sobre Sarmiento ('Sarmiento', Random House), en el que él mismo se traviste de uno de los fundadores del espíritu argentino, y vive pendiente del fútbol y de su país, por lo cual ha estado muy al tanto de este Mundial. Antes del partido final me habló de este campeonato y de este deporte confuso que es el fútbol: 

R. Nunca estuve en la Argentina cuando salió el equipo campeón del mundo. Ni el 78 ni en el 86, así que he estado a la espera de que esta ausencia esta vez también funcione. Y creo que hay una diferencia grande: que, pese a lo que se pueda creer sobre los tiempos de la dictadura, nunca hubo tanta desesperanza en la Argentina como ahora, nunca la sociedad argentina estuvo tan jodida y, por eso, el fútbol es el espacio donde se concentran todas las ilusiones. Es, por un lado, conmovedor, y, por otro lado, es triste.

P. ¿Y este Mundial, Martín?

R. Creo que la Argentina lo ha aprovechado para consagrarse campeona mundial de un deporte confuso: el hinchamiento [de hincha, naturalmente]. Ya hace mucho que nuestra mayor exportación cultural son los cánticos de cancha, pero en estos días ha quedado aceptado en el mundo que nadie hincha como los argentinos. Parece que hemos encontrado algo en lo que nadie nos discute y no es poco, y estamos encantados de llevar esa medalla. Y hacemos todo lo necesario para conservarla.

GANAR Y PERDER, TAN CERCA

P. Le pregunté también a Jorge Fernández Díaz, un escritor (y periodista) argentino de raíz asturiana (su novela ‘Mamá’, sobre su madre que de adolescente se fue de Asturias a Argentina a probar mejor suerte, es una de las grandes creaciones literarias recientes). Su visión de este fútbol de recientes calenturas emocionales es también un modo de ver el país en el que ganar es festejo y perder melancolía. 

R. El nacionalismo argentino se la ha pasado desacreditando el mérito, el ansia de progreso y la competitividad, y a la vez apoya esta selección de fútbol que encarna justamente todos esos valores. Aún así, en lo personal, me interesa más el destino heroico de un hombre en el final de su carrera –Leo Messi– que cualquier otra cosa. Ese genio crepuscular corre contra su biografía y desafía su ocaso con la penúltima gambeta. Parece el viejo de Hemingway que sale a buscar el último pez.

Ese final de lo que dice Jorge Fernández Díaz sobre la sustancia 'messiánica' de la recién finalizada Copa del Mundo de Qatar es digna, una vez más, de la prosa de uno de los más preclaros herederos de Borges que tiene la música literaria de la Argentina que hoy es Mundial en todas las bocas.